jueves, 16 de septiembre de 2010

“La literatura infantil era el único espacio para la fantasía en Cuba”

La  literatura infantil es uno de los temas que más se promueve en los distintos espacios de la Fiesta del Libro.
/ Foto Andrés Felipe Manrique, Alcaldía de Medellín
El escritor cubano Antonio Orlando Rodríguez, quien dijo la frase anterior en el conversatorio en que participó durante Fiesta del Libro de Medellín, afirma que le debe a la literatura infantil muchas cosas de su vida.


Por Laura Palacio Correa
lpalac17@eafit.edu.co 

Sus reflexiones fueron en el marco de la cuarta Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín, donde se desarrollan múltiples eventos dirigidos a todo tipo de público. La charla se tituló “Notas e imágenes entre líneas”. Se llevó a cabo a las 2:30 de la tarde del pasado viernes en el salón Estanislao Zuleta del Jardín Botánico “Joaquín Antonio Uribe”.

La obra de Rodríguez cuenta con literatura infantil
pero también para adultos: "lo único que cambia
es el destinatario".
/ Foto Andrés Felipe Manrique, Alcaldía de Medellín


 “Allá nos leemos” es el lema de la fiesta, que dura diez días y cuenta con más de 1.500 actividades, 303 invitados de 14 países y 90 stands comerciales.

La organización está a cargo de la Alcaldía de Medellín y el Jardín Botánico y es apoyada por numerosas entidades como la Universidad de Antioquia, la editorial Alfaguara, la Red de Bibliotecas y la Universidad EAFIT.

El ensayista y crítico colombiano Carlos Sánchez Lozano fue el encargado de dirigir el encuentro en el que Rodríguez, ganador del Premio Alfaguara en 2008 por la novela Chiquita, habló de algunas de sus obras y su experiencia como autor de literatura infantil. Ambos se conocen desde hace años, cuando el literato, quien ahora está radicado en Estados Unidos, vivió exiliado en Colombia.

Uno de los temas tratados fue el de cómo es ser un escritor en Cuba. “Estar en un espacio subvalorado como la literatura infantil, creo que me salvó de eso” fue la respuesta del escritor ante la pregunta de si sintió temor de ser llamado traidor en su país y dijo que la literatura infantil era el único espacio para la fantasía. El autor aseguró que cuando se vive en el exilio, se acostumbra a no tener patria literaria.

Sobre sus novelas
Durante la entrevista salió a la luz la cuestión de la diferencia entre literatura para adultos y para niños, sobre lo cual el cubano resaltó que lo único que cambia son los destinatarios, ya que los recursos narrativos son los mismos. De esa manera fue como concibió su primera novela, Aprendices de brujo, considerada una obra dirigida a un público más adulto.

Aseguró que no ve la posibilidad de que su obra sea publicada en Cuba en un futuro cercano. También se refirió al proceso que necesitó para terminar la obra, el cual considera fue divertido.
Carlos Sánchez Lozano (izquierda) y
 el cubano Antonio Orlando Rodríguez.
/ Foto Sara Palacio Correa

Chiquita, su segunda novela, requirió un proceso un poco más tedioso según el mismo Rodríguez. La historia, basada en hechos reales, trata sobre Espiridiona Cenda, una artista cubana llamada “la muñeca viviente” quien se dio a conocer en Estados Unidos y Europa, quien llamaba la atención por medir 65 centímetros.

La experiencia del exilio fue primordial para escribir esta obra. “Yo no hubiera podido escribir Chiquita en Cuba” dijo el escritor, pues
parte importante del trabajo fue visitar lugares en Nueva York y Europa donde sucedieron los hechos del relato.

Luego de comentar sobre las dos novelas, el encuentro tomó un rumbo diferente. Sánchez Lozano le preguntó al escritor por consejos para nuevos escritores, a lo que el autor respondió que uno no debe enamorarse de lo que escribe, pues el ego es el peor error de un novelista.

Al preguntarle por autores contemporáneos que considera influyentes para los nuevos escritores, mencionó a Manuel Mujica, sin embargo expresó que todo lo que uno tiene que aprender está en los clásicos.

Lo que viene en su carrera literaria
Sobre su próximo proyecto no quiso adelantar mucho, pero dijo que será una novela que se desarrolla en Cuba en los primeros diez años de la república.

Para cerrar el conversatorio se dio un espacio para que los asistentes hicieran preguntas al escritor y al ver que no hubo, Rodríguez se alegró pues dice que no le gusta que le hagan preguntas y se describió como una persona reservada a la que no le gusta exhibirse.

La Fiesta del Libro da para todo:
en el stand de una librería de Bogotá
que vende sólo libros usados.
/ Foto Sara Palacio Correa
La mayoría del público estaba familiarizado con el autor y su obra y la respuesta ante el evento fue en general positiva, aunque la asistencia no fue mucha con respecto al espacio que se concedió para el evento. Sin embargo, algunos no quedaron satisfechos como el joven Juan Esteban Correa quien declaró que esperaba más de la actividad.

“Vine porque me interesa mucho la Fiesta del Libro y entré a este conversatorio porque lo vi en la programación, pero la verdad no me pareció muy interesante. Creo que esperaba otra cosa cuando vi el nombre”, dijo el asistente.

Como este, muchos otros eventos tienen lugar en la Fiesta del libro y la Cultura. El viernes, día de la inauguración, la asistencia al Jardín Botánico fue masiva, en especial por las instituciones educativas que llevaron a los niños a disfrutar de este espacio destinado a la literatura.

La presencia de múltiples librerías de diferentes lugares del país que traen colecciones especializadas es otro atractivo que ofrece la Fiesta.

Las puertas están abiertas a toda la ciudadanía desde las 10 de la mañana y la entrada es gratuita. La Alcaldía recomienda usar el Metro y bajarse en la estación Universidad. Para mayor información sobre la programación,  ingrese a la página del evento.

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