Las enseñanzas del Maestro de kung-fu

El cúmulo de ejercicios aunados a los años de entrenamiento que el Maestro Jorge vivió, son los que hoy le permiten que, a pesar de su corta estatura, sea capaz de vencer a hombres de dos metros.

Jorge Eliécer Betancur Betancur es uno de los pocos Maestros de kung-fu clásico en el mundo. Este antioqueño -el menor de 14 hermanos- es considerado por muchos un hombre increíble ya que es capaz de soportar el filo de una espada en su cuerpo sin que ésta lo corte, así como de devolverle la posibilidad de caminar a personas a las que la medicina tradicional ha condenado a vivir en una silla de ruedas.

Texto y fotos Daniel Soto Gómez
dsotogo@eafit.edu.co

Es un hombre con una mirada penetrante que a pesar de ser capaz de intimidar a cualquiera, también puede brindar paz y amor a quien lo necesite. Quien lo vea por la calle y no lo conozca no sabría a simple vista que este paisa de sonrisa cálida y estatura breve ha cambiado la vida de miles de personas enseñando kung-fu en la Academia Citogim, de Medellín.

El Maestro entrena kung-fu desde que tenía 7 años de edad, cuando se paseaba por las calles jugando como cualquier niño.

Cuenta que una vez, en aquella época lejana, vio que una casa se incendiaba y se metió a apagarla. Por casualidad esa era la vivienda de Mao Fu, un Maestro de kung-fu clásico que se encontraba en Colombia junto con sus discípulos estudiando la fauna y la flora de este país.

A Mao Fu le llamó la atención la actitud del niño y decidió enseñarle el arte que atesoraba, todo porque el pequeño había arriesgado su vida por salvar la casa de un desconocido.

“El haber encontrado por accidente al Maestro Mao Fu representó un cambio muy grande en mi vida. Me permitió entrar en un mundo que se asemejaba mucho con lo que me enseñaron en mi familia, un mundo en el que el respeto por los adultos, el amor a la vida, entender el cuerpo, la interacción del ser humano con los elementos, entre otras cosas, me hicieron sentir maravillado ante tanta grandeza”.

Cuando llegó por primera vez al lugar donde entrenaría con su maestro y entró en contacto con el mundo que hasta ese momento permaneció oculto para él, supo que debía estar allí:

“Sentí como si ya lo hubiera vivido, fue mi sueño hecho realidad. Nunca me enseñaron a través del combate sino a partir de ejercicios y lúdicas… cosas muy lindas que fueron convirtiendo mi cuerpo en una máquina que no tenía mayores límites”.

Luego de 10 años de entrenamiento que incluyó todo tipo de ejercicio físico y de estudio de medicina oriental, entre otras cosas, logró el grado más alto de maestría que se puede obtener: Gran Maestro. De hecho es el único colombiano que lo ha logrado. Asimismo, es el único occidental en hacerlo en ese lapso de tiempo.

Historia de un arte milenario
Maestro Jorge, ¿qué es el kung-fu clásico?
“Consiste en ejercicios antiguos que permiten mejorar la calidad de vida de los seres humanos. Tuvo origen en China y de hecho es la causa de la longevidad de los orientales. Son personas felices a pesar de todas las guerras territoriales que han pasado”.

¿Quién inventó el kung-fu clásico?
“Huang Ti [primer emperador chino, “emperador amarillo”] era un médico y su objetivo, además de mejorar la comunicación al interior de su pueblo, era mejorar la salud de la gente. Buscaba que los miedos, la ansiedad y otras enfermedades desaparecieran. Para esto se rodeó de los ancianos más sabios del imperio con el fin de estudiar las necesidades de su pueblo”.

"Luego analizaron a los animales y a la naturaleza para adaptar los comportamientos de estos a la vida humana. Al ver las habilidades que obtenían al entrenar decidieron que sólo las personas de confianza del emperador podrían tener acceso a los secretos”.

Se dice que existió un segundo Huang Ti…
“Sí, de hecho este emperador quiso opacar al primero, pero no pudo. Debido a esto quemó todos los legados que éste había dejado. Entre ellos estaba el libro Huang di Neijin (Legado de medicina interna). Y empezó a perseguir a los discípulos del padre del kung-fu, motivo por el cual quienes aún conocían los secretos del arte se vieron obligados a salir del país. Es por esto que hoy la mayoría de los chinos no conoce esta técnica”.

Si eso es así, ¿cómo es que usted es Maestro sin ser descendiente del emperador?
"Los Maestros viajan por el mundo investigando la economía, la idiosincrasia, la fauna y la flora de cada país por el que pasan. Cada 40 años escogen a alguien que consideran merecedor de conocer los secretos del kung-fu. Mao Fu de alguna manera vio algo en mí cuando arriesgue mi vida cuando era niño para salvar la de otros”.

Usted habla de secretos. ¿Por qué hay secretos dentro del kung-fu?
“En la antigüedad los chinos utilizaron este arte como defensa contra los ataques de los japoneses, los coreanos y los mongoles entre otros pueblos asiáticos. Vieron que uno de sus guerreros podía vencer a cinco contrincantes. Es por esto que guardaban sus técnicas de entrenamiento como secretos”.

“Ellos entrenaban en el agua con el fin de repotencializar sus articulaciones y ser más hábiles a la hora de combatir”.

Los conocedores del tema hacen una distinción entre el kung-fu clásico y el popular. ¿Cuál es la diferencia?
“El kung fu clásico es aquel que creó Huang Ti y al que solo tenían acceso sus hombres de confianza. Él mismo le dio algunas pautas de defensa al resto del pueblo y se guardaba los secretos. A partir de allí cada familia fue creando su propio estilo y así nacieron todas las ramas del kung-fu popular”.

La Academia Citogim es la única del país que cuenta con el aval de la liga internacional de Kung-Fu Wushu, presidida por el Maestro Chi Que Bo. Ésta es la más fuerte de las líneas populares del kung-fu.

Destreza física
La simple observación atenta del comportamiento de los animales da las pautas para saber la manera en la que se debe proceder para conseguir mayor destreza. De allí provienen los estilos del kung-fu que fueron utilizados para combatir, pero también para las labores que requieren resistencia física.

“Si tomamos por ejemplo al caballo –dice Jorge Betancur– y vemos que él es capaz de arrancar pasto con su mandíbula, entonces arrancamos el pasto con las manos durante un tiempo determinado y ganamos fuerza. Pero si además la arrancamos en varias direcciones, cada músculo se desarrolla de manera óptima”.

No basta con saber la técnica para ser efectivo, también es necesario haber entrenado muy bien el cuerpo para que no se lesione en un momento determinado.

Medicina oriental
En lo que respecta a los conocimientos que tiene el Maestro sobre medicina oriental, todo lo aprendió de Mao Fu. Estudió 10 ramas de esta ciencia milenaria entre las cuales se destacan la acupuntura, la digitopuntura, la quiropraxia y el manejo de plantas medicinales.

Además, se ilustró en el campo de la fisiognomía, que es la rama más avanzada de la psicología. Consiste en leer lo que el cuerpo de cada persona le dice al médico. “Todo esto me da un diagnóstico de lo que la persona es y lo que ha vivido”. De esta manera el Maestro hace un dictamen acerca del tratamiento que debe seguir con cada individuo.

Observa ante todo las emociones de las personas ya que, como él dice, éstas representan un 70 por ciento de los desequilibrios en el cuerpo. “Lo que hago es modificar los antivalores de cada paciente y convertirlos en actitud positiva…. El mismo veneno de la serpiente sirve como un antídoto”.

Cuando Jorge ve a cada paciente estudia las necesidades que tiene. Cuenta que lo primordial es darle la confianza a ese ser de que tiene posibilidades de curarse.

“La garantía más grande del éxito es la experiencia de haber rehabilitados a más de 140 pacientes que estaban visiblemente afectados”. Cabe anotar que él no cobra por la rehabilitación física de sus pacientes.

El Maestro tiene algo que él describe como un don que Dios le dio gracias a que es una persona con valores incorruptibles. Asimismo, le pide a Dios que Él haga el 99 por ciento del trabajo y él el uno por ciento restante, que es toda la terapia: “Dios es el dueño de uno”.

A su juicio, los 40 años que lleva entrenando y aportando un granito de arena a la sociedad con su conocimiento han sido más que todo un proceso de retroalimentación en el que enseña y aprende de la experiencia de los demás.

Un sendero de lucha
A lo largo de su camino se ha encontrado con gente que no se ha portado de la mejor manera con él. A pesar de que se ha puesto a disposición de todos para lo que lo necesiten, algunos de sus otrora discípulos han tratado de enlodar su buen nombre.

Hoy existen varias academias fundadas por ex alumnos que tuvieron algunas discrepancias con él y que sentían que merecían saber más de lo que les había enseñado en su momento.

Betancur afirma que el amor es uno sólo y que no se puede querer a alguien hoy y dejarlo de querer mañana por las acciones que haya hecho. Todas las personas que entrenan kung-fu buscan despertar talentos, “aquellos que se fueron antes de encontrar su camino lo encontraran más adelante”.

Muchas personas se han llevado una mala imagen de algunos instructores que han pasado por su academia y otros que afirman que físicamente hay ejercicios que no se deben realizar, “pero hay cosas que yo aprendí que son así y no pueden ser de otra manera”.

Muchos llegan a olvidar que el Maestro es un ser humano que se equivoca, ríe, llora, se preocupa... Pero cada una de esas equivocaciones que ha cometido le ha dado la experiencia que hoy tiene:“Qué pesar que la sociedad haya relegado a los ancianos a un segundo plano porque hoy no se les valora”.

La muerte
Este es un tema que muchos prefieren ignorar. Tal vez porque piensan que la vida se acaba cuando llega su majestad la Muerte y no se puede hacer nada al respecto. Otros porque sienten terror de pensar que algún día la vida se acabará y desconocen qué pasará con ellos.

El Maestro ve la vida como un regalo que aprovecha a cada instante: “Esto que estoy pasando es un regalo y lo voy a disfrutar al máximo”.

Dice que la muerte no existe, sólo es un cambio de estado. Sostiene que no sabe donde estaba antes y no sabe donde estará después de irse de este lugar, pero no cree que su existencia termine.

Según él, no es bueno tener que arrepentirnos de no haber hecho algo en nuestro paso por esta dimensión. “¡El gran momento es ahora!”.