La nueva película colombiana que se exhibe en las salas de cine del país logra encarnar, según su guionista, productor y director, Óscar Ruiz Navia, la personalidad más viva de la región costera del Pacífico colombiano.
Por Sebastián Pulgarín Girón
spulgar1@eafit.edu.co
Fotos cortesía de los realizadores
En La Barra, un caserío a la orilla del inmenso Océano Pacífico, en el norte del departamento del Valle del Cauca y a hora y media en lancha del puerto de Buenaventura, los niños comen una especie de helado con chocolate que viene en una bolsa plástica a la que llaman “mil pesos”.
Y los adultos consumen una bebida conocida como “biche” que se elabora a base de caña de azúcar y es un trago fuerte similar al aguardiente.
La Barra, un pequeño caserío en el departamento del Valle del Cauca a orillas del Pacífico colombiano.
Aspectos como estos que reflejan la cultura de aquellos remotos pueblos costeros de Colombia son retratados por la película El vuelco del cangrejo, una producción nacional que llama la atención por la naturalidad de su lenguaje y la presentación de las costumbres de esta región del país.
Rodrigo Vélez, actor que representa el papel de Daniel en la película.
Cuenta la historia de Daniel, un hombre de 35 años, citadino, extraño y silencioso, quien llega una tarde cualquiera a La Barra para luego convertirse en parte de la lucha por mantener la tranquilidad del pueblo.
Allí enfrenta un dilema: ayudar a la gente del lugar o hacerse socio de un paisa que podría ayudarle en la búsqueda de una lancha clandestina que pueda sacarlo del país, motivo para el que inicialmente este personaje llegó al lugar huyendo de sus problemas y recuerdos del pasado.
Lucía, una niña habitante de La Barra, se convierte en la amiga y salvación de Daniel, al apoyarlo más de lo que él podría imaginar. Ella se encarga de enseñarle los secretos y parajes de los lugares más impresionantes de las furiosas pero hermosas playas del Pacífico colombiano, sigue sus pasos y se enfrenta con él a las adversidades para ayudarle a encontrar su salida.
Arnobio Salazar Rivas, apodado Cerebro, unos de los personajes centrales de la historia, es el líder de los nativos del lugar. Él se enfrenta con un personaje conocido como El Paisa que planea la construcción de un complejo hotelero en la zona, lo cual interrumpiría con la calma y la tranquilidad de sus pobladores.
Poco a poco la paciencia de Cerebro se agota, cuando una mañana El Paisa instala dos gigantescos bafles en la playa y comienza a construir una barrera que dividirá el territorio. Daniel, intentando partir, quedará atrapado en la crisis del pueblo, cuya población se resistirá a desaparecer con la inminente llegada del progreso.
Arnobio Salazar Rivas, Cerebro, un hombre de 55 años nativo de la zona, líder de la comunidad de La Barra.
“Filmar El vuelco del cangrejo dejó una buena sensación en mi comunidad porque durante todos los años que estuvieron con el cuento de que la iban a hacer esperábamos que lo cumplieran y así fue. Yo quiero que ahora con todo esto venga más turismo a La Barra, que la gente de la comunidad sea más consciente de que tenemos un lugar único y que nosotros mismos debemos explotarlo”, expresa Cerebro, quien no sólo fue actor sino que es habitante de La Barra.
Los esfuerzos de la producción
Uno de los mayores esfuerzos para esta producción fue el transporte hasta el caserío de los elementos utilizados para el rodaje.
Para llegar a La Barra desde Cali hay que viajar hasta Buenaventura, luego ir a Juanchaco y Ladrillero, de ahí subir en una moto o tractor hasta un camino por el que hay que caminar una hora y media más hasta La Barra. En total, 7 u 8 horas desde la capital del Valle.
La realización de las escenas en el mar estuvieron complicadas, el cuidado de los equipos y la incesante lluvia retrasaron en muchas ocasiones la producción.Fueron 46 días de rodaje en el cual participaron 40 personas de la comunidad. Los habitantes de La Barra facilitaron mucho la realización de este filme, pues colaboraron con el préstamo de objetos para la locación y el uso de sus mismas caras como extras.
Las cámaras y equipos tenían que ser limpiados cada noche con unos tanques de oxígeno que tenían aire a presión, para despegar la arena que se había quedado en ellos durante el día.
El clima fue otro de los factores que incidió en la realización de algunas escenas: se perdieron casi seis días de rodaje por los fuertes aguaceros que se producían en la zona.
Una película viajera
El vuelco del cangrejo ha sido seleccionado y recibido premios en distintos festivales en el mundo. La calidad de su guion, la dirección y la película como tal se han encargado de mostrar la cara amable de Colombia en el exterior:
- Selección Competencia Cine Dramático Iberoamericano 27° Festival Internacional de Miami, Estados Unidos. Marzo 4 - 15 de 2010.
- Premio Especial del Jurado a Mejor Ópera Prima en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, Cuba. Diciembre 3 - 13 de 2009.
- Selección Oficial Discovery, Festival Internacional de Cine de Toronto, Canadá. Septiembre 10 – 19 de 2009.
Gracias a la buena propuesta de su director, a la causa social y al buen desarrollo de este proyecto en la comunidad de La Barra, El vuelco del cangrejo ha recibido importantes estímulos a nivel internacional: el Estímulo del Fonds Sud Cinema, de Francia, y el Global Film Initiative, de Estados Unidos.
Óscar Ruiz Navia, guionista, productor y director de la película El vuelco del cangrejo durante el rodaje en La Barra, acompañado de “Lucía” uno de los personajes de la historia.
Un joven guionista
El director, productor y guionista de la película, Óscar Ruiz Navia, estudio cine en la Escuela de Cine de la Universidad Nacional de Colombia y luego se graduó como comunicador social de la Universidad del Valle.
Fue asistente de dirección del largometraje Perro Come Perro, de Carlos Moreno (Sundance Film Festival, nominado a los Premios Goya) y asistente de fotografía de los largometrajes El Rey, de Antonio Dorado y Yo Soy Otro, de Óscar Campo.
En 2006 fundó Contravía Films, compañía de cine independiente, para producir sus películas y las de otros directores emergentes.
En esta película es evidente la propuesta de cine de autor, pues es el mismo director el que se encarga de plasmar sus propias ideas, sentimientos y pasiones vividas para dar rienda suelta a la historia y lograr con ella una puesta en escena que abarque sus intenciones y deseos.
Una película de autor es aquella que desarrolla desde la mirada de los personajes, relata su personalidad y se dedica a explorar el tiempo en el que ellos actúan naturalmente, crea un ambiente que nada tiene que ver con la ficción que se le da a muchas películas para hacerlas más comerciales.
Esta película en particular utiliza, además, un escenario que habla por si solo de la magnitud de las riquezas naturales que posee Colombia.
Es una película que no se expande a un público grande, apunta a un grupo de gente crítica del cine independiente, de aquel que no es comercial y se encuentra fuera de los cánones clásicos.
“Lo que quiero hacer en este momento es algo que le guste al espectador que yo soy, lo que a mí me gusta ver. Si hiciera lo contrario sería para provocar a otro tipo de público”, explica Óscar Ruiz.
Ruiz cuenta esta historia a partir de sus vivencias y viajes realizados a La Barra. La visión de su experiencia se fue plasmando en un guion que escribía con la tinta de sus propios actores: cada uno de ellos se fue creando con personajes que se representan a sí mismos.
La historia le debe su trama y desenlace a un episodio que el joven director vivió allí cuando visitaba este lugar para su descanso. Desde ese momento inició la elaboración de un guion real que se acomodara a todas sus vivencias, a la magia de un escenario virgen y la viveza de sus personajes.
La escritura del guion fue un largo proceso donde el autor se remitía a buscar en La Barra las respuestas a sus inquietudes. Para ello viajó muchas veces a este lugar a entrevistar su gente y a buscar en ella rasgos que le permitieran desarrollar una historia real.
De esta manera logró darle a su película ese carácter personal en su cotidiano vivir y, sobre todo, con personajes reales que representan sus propias vivencias.
Buenos días,
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4º Festival Internacional de Cine Sinfronteras del 22 de Julio al 2 de Agosto de 2010