lunes, 31 de mayo de 2010

Unas elecciones coloridas y transparentes



Día de elecciones, día de problemas. Eso es lo que los colombianos estamos acostumbrados a pensar sobre las elecciones, pero en esta jornada electoral las cosas fueron muy diferentes. Por lo menos en la ciudad de Medellín no hubo contratiempos importantes.



Por Andrés Felipe Giraldo Cerón
agiral47@eafit.edu.co

La paz, el respeto y el acompañamiento de diferentes veedurías tanto ciudadanas como estatales y extranjeras, fueron la constante. Como ejemplo de ello estuvieron las mesas de votación en el Estadio, principal centro de sufragio de la ciudad. Una jornada ejemplar a la que solo se le podría criticar el elevado abstencionismo.


El acompañamiento de la Personería de Medellín fue constante. Tanto en las mesas del centro administrativo La Alpujarra como en el estadio Atanasio Girardot, sus representantes estuvieron pendientes del proceso de votación, del escrutinio y del conteo de votos.
Las largas colas fueron constantes en las horas de la tarde, pero poco a poco se evacuaron y fueron pocos los que se quedaron sin votar.
En el caso del Estadio, la afluencia de público creó un caos vehicular en varios momentos. El Metro de Medellín operó gratuitamente, por lo que el sobrecupo fue la nota constante en las horas anteriores a las 4 p.m.
Un mimo con sobrepeso y con un acento fuertemente antioqueño amenizó el proceso electoral. Mentalista, faquir y cuenta chistes, capturó a los ciudadanos que habían hecho valer su derecho al voto.

Se vio una mayor participación de jóvenes en las horas de la tarde: en la mañana fue escasa su asistencia.

Las largas colas de los Juegos Suramericanos para ingresar a los escenarios deportivos fueron recordadas por los votantes. Entre la 1:30 y las 3:20 p.m. los ríos de gente se agolpaban a las entradas de los centros de sufragio. ¿Cómo habría sido si hubiera habido menos abstención?


La Policía Nacional organizó la entrada y salida de los ciudadanos de los puestos de votación y realizó una gran labor. Requisas a la entrada y un constante chequeo de las mesas de votación fueron sus principales acciones.

Dentro del estadio Atanasio Girardot fue grande el cubrimiento periodístico. Televisión, radio y prensa recorrieron de un lado a otro el gran hall habilitado para la ocasión.

A las 4 p.m. en punto, el himno nacional retumbó en los puestos de votación de todo el país. Jurados de mesa, votantes, periodistas y Policías se irguieron firmes y los comicios fueron instantáneamente clausurados.


Veedores públicos, representantes de otros países para avalar las elecciones y funcionarios de la Registraduría Nacional controlaron el proceso. Se procedió a destruir los tarjetones que no se utilizaron y luego al conteo de votos.

Luego del cierre, todos los electores salieron del interior de los escenarios utilizados para las votaciones y la presencia de los miembros de la Defensoría del Pueblo fue constante en las grandes concentraciones electorales. El proceso fue limpio y ordenado.

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