jueves, 20 de mayo de 2010

Periodistas en la Carrera… El aprendizaje del gozo informativo


Preguntar, indagar y reportear son los principales retos del buen periodista. Son, igualmente, los que han tenido las seis jornadas de Periodistas en la Carrera realizadas por el pregrado en Comunicación Social de EAFIT, una de las actividades más importantes que emplea para la enseñanza del periodismo.


Por Carlos Mario Correa Soto
ccorrea9@eafit.edu.co

Durante su visita de la semana pasada a EAFIT los periodistas de la agencia de noticias universitaria le preguntaron al científico español Jorge Wagensberg Lubinski: “¿Qué ha hecho como padre para incentivar el gozo intelectual en su hijo?” Y él les respondió: “Proveer estímulos paseando con él por la realidad de este mundo y con tres cosas más: conversar, conversar y conversar”.

Pues bien, algo muy similar es lo que hemos intentado hacer nosotros con la actividad Periodistas en la Carrera… para incentivar el gusto informativo en nuestros estudiantes de Comunicación Social: proveer estímulos paseando con ellos por la realidad de la ciudad de Medellín y de su Área Metropolitana y con tres cosas más: reportear, reportear y reportear.

Parece tan sencilla y obvia la realización frecuente de esta actividad entre los comunicadores y periodistas en formación universitaria y entre los profesionales de diversas empresas informativas. Pero no lo es. Reportear genera miedo, ansiedad, inseguridad, vergüenza, discusiones y conflictos entre profesores y estudiantes, entre editores y redactores…

Antes que reportear muchos estudiantes, así como muchos profesionales, prefieren el ejercicio del llamado “periodismo polilla”. Es decir, entrevistar sin preguntar… Algo así como jugar al fútbol sin balón, una virtud que el entrenador “Pacho” Maturana, el de la frase “perder es ganar un poco”, le atribuyó hace unos años al delantero Víctor Hugo Aristizábal… Sin embargo, el goleador histórico del Atlético Nacional logró inflar las redes de los arcos rivales justamente a cañonazos de balones…

No obstante, el “periodismo polilla” —muy en boga en los Estados Unidos— del que resultan historias en las que el periodista pasa un tiempo (un día, una semana, un mes o un año) en un lugar, volviéndose prácticamente invisible y narrando sus observaciones sin entrevistar a nadie, ha servido para extraordinarios trabajos como el realizado por Darcy Frey en un artículo sobre los controladores del aeropuerto John F. Kennedy en Nueva York, que luego fue llevado al cine en una comedia titulada “Fuera de control” (estrenada en 2003).

Otros “periodistas polilla” han sacado buenos dividendos, por ejemplo, sobre salas de emergencia un sábado en la noche o acompañando al jefe de un sindicato en un día de paro o al jefe de la policía en una batida de delincuentes.

Pero siempre será más fina y verídica una historia matizada y respaldada por testimonios y documentos, obtenidos y consultados por reporteros inmersos con todos sus sentidos en los asuntos que están tratando.

Así pues que nos parece válido el “periodismo polilla” básicamente como complemento de la reportería en el proceso investigativo necesario para la realización de noticias, crónicas y reportajes de provecho informativo y con valor estético.


Videocrónica de la VI Versión de Periodistas en la Carrera

Pero es una práctica insuficiente a la hora de hacer un periodismo que no desconozca las raíces del oficio y uno de sus principales retos profesionales: indagar e inclusive confrontar por información y con información.

Después de 1860 surgió el concepto de reporteroreporter, se le llamó en un principio— heredero de la prensa estadounidense y enlace del periodismo con la vida cotidiana de la sociedad. El papel del reportero era opuesto al del editorialista politizado, pues su tarea fundamental era salir a la calle en busca de noticias de interés para la comunidad.

Esta práctica periodística, necesaria hoy en día pero novedosa para entonces, se desarrolló con más recursos tecnológicos, más información y más diversidad de medios. Aparecieron los géneros informativos y entonces el periodismo dejó de ser mero impulsor de ideologías para empezar a informar de hechos específicos.

Para no parecerse a otro periodista —lo cual es una fatalidad en un campo de acción tan competitivo como el suyo— es necesario ser mejor reportero que los demás. Pues ahí es donde está una de las principales claves para sobresalir en su profesión siendo distinto, ya que en el periodismo hay escuelas, tendencias, estilos y métodos de escritura, como el noticioso, por ejemplo, los cuales son universales y uniformadores.

Es una idea irrefutable en la práctica periodística: a una mayor reportería corresponde una mayor producción informativa, más auténtica y de mejor calidad.

“Antaño ser reportero era el principal referente de la profesión periodística, el máximo ideal a cumplir. Ahora las nuevas costumbres y medios han condenado a muerte a esta parte del oficio”, lamentó Riszard Kapuscinski, el periodista más importante del siglo XX.

Una de las cosas que ha alterado el trabajo del reportero en detrimento de la calidad del periodismo es su total dependencia de las agencias y oficinas de comunicación y prensa.

A muchos de ellos todo les llega listo a las salas de redacción y así lo publican. De tal manera que estos periodistas se convierten en el correo postal de los comunicados oficiales.

Audaz y astuto para captar el mundo
Un buen periodista es un testigo que debe estar pegado a la gente y no a las instituciones y sus comunicados.

Para Manuel Gutiérrez Nájera —cronista y poeta mexicano que publicó numerosos artículos en la prensa de su país a finales del siglo XIX— en un medio y en un trabajo habituado a la improvisación, al fraude intelectual y a la imposibilidad de la especialización como el de los diarios y revistas, “no hay tormento comparable al del periodista” ya que tiene que ser no sólo “homo dúplex”, sino “el hombre que puede dividirse en pedazos y permanecer entero”.

Es decir:

[…] Debe saber cómo se hace pan y cuáles son las leyes de la evolución; ayer fue teólogo, hoy economista y mañana hebraísta o molinero; no hay ciencia que no tenga que conocer ni arte en cuyos secretos no deba estar familiarizado. La misma pluma con que bosquejó una fiesta o un baile, le servirá mañana para escribir un artículo sobre ferrocarriles y bancos […] Y todo sin tiempo para abrir un libro o consultar un diccionario (Monsiváis, 2006:48)

Pero a comienzos del siglo XX el reportero revolucionó, cambió y modernizó el periodismo, y así lo advirtió el Heraldo de Zamora, de México, cuando en un editorial de 1909, señala que el escritor que ha sido o es reportero tiene el gozo de poseer “un tesoro de conocimientos conquistado directamente a la vida […]”. Puesto que:

[…] El reportero va a los talleres, entra a las fábricas, charla en los cuarteles, visita las cárceles, frecuenta las iglesias y las cantinas, escucha en las antesalas ministeriales, como en los banquetes de los solemnes y goza de los almuercitos en los barrios pobres, contempla los fusilamientos de los asesinos y en los cementerios conoce a los vivos y de todo saca apuntes […] ¡y debe ser tan audaz como astuto! (Monsiváis, 2006:51).

No nos queda duda, la de reportero es la condición que prevalecerá en el ejercicio del periodismo y la que no logrará reemplazar la tecnología a la hora de reunir contenidos para publicar en los medios de comunicación, que sean nuevos, auténticos y útiles en la producción de conocimiento.

De esta forma Periodistas en la Carrera, laboratorio de práctica periodística, le ha enseñado a nuestros estudiantes a conocer las que podríamos llamar las “con-dicciones” básicas para hacer periodismo útil para la sociedad: contactar, conocer, confirmar, contrastar y contar.

En sus seis versiones también nuestros estudiantes reporteros han realizado un estilo de periodismo de anticipación en temas y sucesos trascendentales para la historia y el desarrollo de la ciudad de Medellín y el Valle de Aburrá —que hemos llamado ciudad –región— como lo son:

La movilidad.
La apertura del Túnel de Occidente.
El centro y los nuevos centros de la ciudad.
El empalme político administrativo en la última elección de alcaldes, concejos y asambleas.
La ecología.
El deporte.

Par la versión VII que realizaremos en noviembre de este año invitó a todos nuestros estudiantes y colegas profesores a darnos ideas para seleccionar el tema, las historias y los personajes que nos permitan seguir con la dinámica que hemos trazado.

Agradezco la vinculación a este proyecto de la Universidad EAFIT a través de la diligencia de la jefe del pregrado en Comunicación Social, Sonia López, y de sus profesores, así como de los funcionarios del Centro Multimedial.

Cuentan que cuando el nuevo corresponsal del New York Times llegó a Vietnam en medio de la guerra para reemplazar al que era la superestrella del periódico, las fuentes de información le dijeron: “Por fin llegó un periodista inteligente. El otro señor que estaba aquí no entendía nada y preguntaba todo mil veces”.

El nuevo corresponsal entendió entonces que allí radicaba la grandeza de su antecesor, que nunca asumía que había entendido.

Bien… preguntar, indagar, reportear es el reto al que le hemos apostado con Periodistas en la Carrera como actividad importante para la enseñanza del periodismo en el pregrado de Comunicación Social de EAFIT…Y pienso que hemos acertado…

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