viernes, 8 de octubre de 2010

Carta de un defensor de los animales

Un conmovedor mensaje que llama la atención sobre la indolencia del ser humano frente a los animales, el cuestionamiento a ciertas acciones de entidades oficiales y la tarea muchas veces solitaria de la Sociedad Protectora de Animales en Medellín, escribió el presidente de esta última, Aníbal Vallejo Rendón.

Por Redacción Bitácora
bitacora@eafit.edu.co

Fue enviado por correo electrónico al estudiante de Comunicación Social de EAFIT Andrés Felipe Giraldo Cerón, quien lo consultó cuando buscaba información sobre los efectos que el conflicto armado colombiano estaba dejando sobre el medio ambiente y, en particular, sobre los animales. A continuación, el mensaje de Vallejo:

No soy la persona indicada para responder tus inquietudes ambientalistas, no me considero como tal ni me atrevo a sacar conclusiones tan perentorias.

El trabajo de la protección animal viene arrastrando un lastre histórico incomprendido que trata de reducir su campo sobre todo a las especies más cercanas, en su orden los perros y los gatos.

Por antecedentes, las primeras organizaciones se denominaron como Sociedades Protectoras de Animales, en ciudades grandes y con amplia tradición cultural que les permitió valorarlos. Cuando llegué a este escenario me encontré con la entidad identificada con esa denominación.

En el país fueron apareciendo otras con otras denominaciones más ambiciosas que incorporaron términos como plantas, medio ambiente, asociación, corporación, fundación, vida animal, dignidad, defensores, naturaleza, amigos, colectivos, en fin, un amplio número de ellas que así como aparecían en los medios virtuales, desaparecían de un momento a otro.

A nivel oficial sucedió lo mismo. Con la Constitución del 91 se crearon las Corporaciones Autónomas Regionales (incluso varias en un mismo departamento que se repartieron los municipios), el Ministerio del Medio Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial (vaya nombre), las áreas metropolitanas y hasta las secretarías del medio ambiente.

Éstas podrán responderte varias de tus preguntas. Entre otras más: ¿qué hizo Corantioquia en el caso del hipopótamo Pepe? ¿O el Área Metropolitana con la chimpancé Karla?

Para la fecha de mi incursión en el asunto la ciudad (y el país en general) vivía la amarga experiencia del terrorismo. ¿Cómo podía hablar de los derechos de los animales cuando mataban al gobernador de Antioquia [Antonio Roldán Betancur]? Y así día tras día.

El tema no se trataba oficialmente, prueba de ello la limitada legislación, que yo llamo marginal. Nuestro trabajo era, así mismo, marginal.

Si uno mirara loa archivos, para resumir, 25.000 perros y gatos pasaban anualmente por nuestra reducida sede. Para prestarles los primeros auxilios, para atención veterinaria, cirugías, esterilizaciones (que empezamos en forma masiva en 1998 cuando nadie creía en ellas), eutanasias, entierros y sobre todo para dejárnoslos bajo nuestra responsabilidad.

Mucho cuento era recabar información de dónde provenía el animal y demás datos y podernos dar cuenta de los casos más frecuentes como atropellamiento, politraumatismos, envenenamiento, apaleamiento, quemaduras, enfermedades terminales, abaleamiento, heridas múltiples, prácticas experimentales, electrocución... Más de 600 animales (perros y gatos) llenaban a reventar nuestro reducido espacio.

¿Cómo alimentarlos?, ¿cómo prevenir la mortandad masiva en semejante hacinamiento? Ni para qué enumerar la cantidad de requerimientos que ésta población demandaba.

Casos dramáticos de animales que le habían sacado un ojo o lo habían mutilado, macheteado, y ensangrentado en medio de chillidos recogíamos o nos llevaban esporádicamente. Porque no tan fácilmente cualquiera se le media a estas acciones de salvamento.

¡Qué nos íbamos a poner a indagar más allá del origen de esa violencia! Más visible que esas heridas a bala o machete no quedaban otras imágenes por buscar.

No somos autoridades de Policía, no podemos detener, retener, decomisar ni sancionar a ningún infractor de esas normas limitadas y desconocidas.

Para qué entrar en detalles sobre el ingreso a ciertas comunas de la ciudad, cuando todos los días en la sede estábamos viviendo la indiferencia y la crueldad humana ejercida contra los animales.

Aníbal

2 comentarios:

  1. Darío Echeverri S.8 de octubre de 2010, 19:17

    Tocar temas como este en la revisdta, ayuda a sensibilizar a nuestra gente, sobre todo a los jóvenes. La trayectoria de Vallejo en este campo es reconocida, pero le falta apoyo, oficial más que todo.

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  2. Aníbal Vallejo es un hombre fuera de lo común. Sus aportes y contribuciones por el cuidado de los animales en Medellín, constituyen un paradigma de responsabilidad ambiental. Prueba de ello son los años que lleva a la cabeza de la Sociedad Protectora de Animales de esta ciudad. Gracias por tus aportes. Bitácora se enorgullece con la participación sus lectores.

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