martes, 20 de octubre de 2009

“No como carne marcada con sangre y con dolor”

Aníbal Vallejo Rendón, presidente de la Sociedad Protectora de Animales de Medellín, ha visto una de las caras más horrendas y desconocidas de esta ciudad: la que produce el maltrato y el dolor a estos seres vivos. Perfil sobre un héroe urbano.

Aníbal Vallejo Rendón ha dedicado su vida al sector cultural, a la docencia universitaria y a los animales desprotegidos.

Por Salomé Madrid Freydell
bitacora@eafit.edu.co

“Un día cualquiera de la vida me encuentro en mi camino hacia la Universidad de Antioquia a un animal macheteado y ensangrentado tirado en pleno pavimento. Era ya llegando a la universidad. Todo el mundo le sacaba el cuerpo. Lo levanto con miles de dificultades. Sin tener experiencia en esto, entro a un mundo tenebroso del dolor y del sufrimiento animal”, cuenta Aníbal Vallejo Rendón refiriéndose a su primer encuentro con la indolencia del ser humano ante la desgracia animal.

Entonces pensó que podía hacer una labor paralela a la cultural, que era donde venía trabajando. Ese nuevo mundo lo absorbió de manera insospechada: “Es un trabajo que no tiene horario pues todos los días hay maltrato a los animales”.

Y un problema lo fue llevando al siguiente: “Ya no era solamente el animal doméstico, pues la gente tiene la concepción de que son sólo perros y gatos, o caballos y vacas, sino que es con todos los animales, todas las especies, porque hay otro dolor inconmensurable: los mataderos, los animales de abasto, los galpones…”.

Vallejo representa a las entidades defensoras en los comités de Ética de Experimentación de Animales y de Ética Médica, por los que pasan todos los proyectos y programas de investigación que tienen algún componente de vida animal.

En ellos se dio cuenta de otro campo donde el animal es utilizado y que generalmente no se conoce: el de los centenares criados, reproducidos y comercializados para servir de conejillos de Indias en laboratorios, los utilizados en experimentación.

Una familia amiga de los animales
Aníbal Vallejo Rendón nació en 1945 en Medellín. Junto a su hermano Fernando Vallejo, el famoso escritor, se ha dedicado de tiempo completo a los animales.

Se casó en 1969 con Nora Vallejo y tienen cuatro hijos. Natalia, pianista egresada de la Universidad de Antioquia, desde hace dos años se quedó con sus padres trabajando con los animales.

“Me preocupa porque una pianista tiene que cuidarse las manos. Yo nunca he tenido un accidente rábico. Creo que los animales presienten quién se les arrima: he recogido perros del basurero de Moravia, vivos todavía, mientras la ciudad estaba en una fiesta decembrina, pero nunca me ha mordido ninguno. Uno tiene que tener precaución y Natalia es pianista y las manos son su instrumento. Debe estar en el albergue de animales en este momento, prácticamente va todos los días”, comenta sobre su hija mayor, quien además es profesora de piano en las universidades EAFIT y de Antioquia.

Silvia, la del medio, estudió Filosofía y Música e interpreta instrumentos del Medioevo. Trabaja en el Fondo Editorial de EAFIT.

Y Aníbal, el menor, tiene 33 años y es pintor. “Yo también pintaba, pero por dedicarme a otros oficios como la docencia la fui abandonando”, dice Aníbal.

Los tres han trabajado con la Sociedad Protectora, acompañando a sus padres en las jornadas de esterilización: “En Cartagena nos acompañó Silvia porque los otros dos estaban fuera del país; nos acompañó porque se necesitan paramédicos”.

“Ellos han aprendido sobre medicina y salubridad: les ha tocado ayudarle al veterinario en las labores preoperatorias y postoperatorias, pues para todas las jornadas teníamos que ir un grupo grande ya que uno hace identificación de animales, otro capacita a las personas que llegan y los demás atienden en consultas y en la cirugía cuidando el suero. Ya están retirados del oficio perruno, pero siguen recogiendo por ahí animales”, relata Aníbal.

Padre de muchas empresas culturales
Aníbal Vallejo estudió Derecho e hizo una licenciatura en Educación en Artes Plásticas y dos cursos de especialización: en Perú, sobre restauración de bienes muebles, y en México sobre montaje de museos.

Fue 29 años profesor de la Universidad de Antioquia y cofundador de la Facultad de Artes, de la cual fue vicedecano y decano. En museografía ha intervenido en muchas actividades y proyectos como el viejo Museo de Zea, hoy Museo de Antioquia, donde fue curador y museógrafo.

Lleva 20 años como asesor cultural del área de artes del Museo de Castilla, dirigió el Museo Universitario de la Universidad de Antioquia, trabajó con la Casa Museo del maestro Fernando González, en Envigado…

Manejó el Palacio de la Cultura (el edificio de la antigua Gobernación de Antioquia) desde donde apoyaba el trabajo cultural en los 125 municipios de Antioquia: bandas de música, formación musical, casas de la cultura, programas de restauración de bienes muebles e inmuebles, recuperación de la memoria cultural, bibliotecas públicas, bibliotecas escolares, centros de documentación… Una labor titánica que hacía el Departamento en todos sus municipios.

“Paralelo a eso me cayó el dolor de los animales, como le puede caer a cualquier persona. Fue el día de encontré a ese animal macheteado de camino a la Universidad”.

Fotos y video de Gloria García Valencia http://ongsanimalistasmedellin.wordpress.com/

Desde 1988 hace parte de la Junta Defensora de Animales: “Una cosa va llevando a la otra porque es uno tratando de buscar paliativos, de hacer menos cruel la existencia de los animales. Por ejemplo, los espectáculos degradantes: las festividades de diciembre son muy crueles con los animales”.

“Y tener que ver de alguna manera con lo que la ley permite, aun cuando la conciencia de uno lo rechace, y buscar alternativas para el coleo, el rejoneo, la riña de gallos, las corridas de toros, esos espectáculos que bajo la pretendida argumentación de que son un ‘patrimonio cultural’ se defienden en este país. Uno va en contravía, contra la corriente”, reconoce Aníbal en medio de su historia.

El periódico El Mundo lo acogió en 1991 y desde entonces ha escrito más de 800 artículos sobre el tema animal, algunas veces en campos de literatura o de las artes plásticas o de la tradición verbal. Otras sobre lo cotidiano, la matanza de un hipopótamo o los animales utilizados y maltratados por los carretilleros.

Muchas formas de maltrato
Semana Santa representa una temporada de crueldad animal: se consumen las tortugas icotea, que se echan a las ollas con agua hirviendo, aún teniendo signos vitales, con la supuesta intención de conservar la tradición cultural de que está prohibido el consumo de carne de vacuno.

Y en las exposiciones culinarias, la mayoría de platos son preparados con animales: “Si fuera un animal sacrificado sin dolor, como lo plantea la Declaración Universal de los Derechos del Animal. Que el animal que vaya a ser utilizado para el abasto del ser humano sea criado, reproducido, levantado y sacrificado sin sufrimiento, sin crearle traumatismo, pero no es así”.

“A mis hijos les dejé un karma muy duro, desde niños les tocó vernos a nosotros con los animales. Eso lo empecé yo y después Nora que se desempeñó conmigo y ha tenido la misma dedicación que tengo yo. Pero los hijos se fueron involucrando. Cada uno de ellos pagó su servicio militar en el albergue”, afirma.

Todos, por un período de tiempo, prestaron su ayuda ahí para que conocieran a la otra Medellín, la otra cara de la moneda. Viajaron por sus calles transportando animales heridos: “En la primera época de la Protectora yo no tenía siquiera vehículo, usaba vehículos personales. Salía del trabajo a recoger a los animales heridos o la comida o los insumos que se necesitaban para sostener el albergue. Eso hizo a mis hijos sensibles al sufrimiento animal”.

Cuenta que por un principio de vida no consumen alimento animal: desde hace 20 años en su casa nadie consume “carne que esté marcada con sangre y con dolor”.

Para Aníbal esta labor es absorbente, sin embargo considera que llegará un momento en que los animales tengan el espacio que merecen: “Este planeta es muy grande y cabemos muchos, y no sé porqué el hombre se volvió depredador de la especie animal”.

El sexto sentido del salvador
“Cuando uno ha trabajado con animales va desarrollando un sexto sentido, presiente el peligro y sabe dónde está, al lado de la carretera, en el rastrojo, en la rama alta del árbol. Donde los demás no miran, uno está viendo el animal enredado, colgado o casi degollado. Hay una sensibilidad que lo llama a uno”, comenta.

Vallejo programa su vida según las necesidades del momento: si hay un derrumbe o un deslizamiento, corre a sacar los perros:
“La primera experiencia de ese tipo la vivimos en 1987. Ahí empecé a sentir el dolor directamente, el dolor al lado de los humanos, porque las entidades de la protección lógicamente atienden esas situaciones. Nadie entendía que yo estuviera sacando perros de un derrumbe cuando había tantos humanos ahí. Es complicado porque si para los humanos hay grupos de apoyo, ¿por qué para los animales no los hay?”

Su hermano Fernando Vallejo ha sido uno de sus principales colaboradores y uno de los mayores dolientes del abandono animal y durante mucho tiempo le ayudó con la Sociedad Protectora. Aníbal lo describe: “Tiene una enorme sensibilidad por ellos, pero por su trabajo y por su oficio de escritor no puede dedicar todo su tiempo a esta labor”.

Aníbal dice que ni ellos ni su entidad no pueden estar en todos los municipios ayudando y que lo más triste es que los alcaldes no cumplen con las normas y, sin embargo, pretenden que una entidad particular que no tiene recursos, como la suya, esté resolviendo problemas de sanidad ambiental.

Su sensibilidad lo ha puesto de frente con la intolerancia y la violencia de los seres humanos con los animales. Le ha hecho vivir de cerca situaciones dolorosas, ha involucrado a su familia hasta los huesos, ha transformado su forma de vivir y de percibir el día a día. Es una labor de nunca acabar, que requiere compromiso y humanidad. Y eso le sobra a Aníbal Vallejo Rendón.

1 comentario:

  1. Que lindo! Vale la pena esta ardua labor, algún día se logrará hacer valer los derechos de los animales, solo espero no sea muy tarde para algunas especies.

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