jueves, 25 de marzo de 2010

Sumergida en un nuevo deporte: el polo acuático


Después de superar el malestar de no haber ido a la inauguración de los Juegos, gracias a las repeticiones que algunos canales de TV hicieron del show, recibo una invitación: "¿Vamos a ver polo acuático?" No lo pensé dos veces. En la tribuna aprendí mucho sobre este deporte, de quienes viven metidos en las piscinas.


Texto y fotos Mariana Ramírez Vidal
mramir39@eafit.edu.co

Son las tres y media de la tarde del sábado 20 de marzo y estamos en la plaza central del municipio de Copacabana. Le preguntamos a un policía dónde son los Juegos Suramericanos y nos dice que sigamos los postes pintados. Primera sorpresa: los largos postes de la luz están vestidos con líneas de color verde y naranja que forman el camino a la unidad deportiva Cristo Rey. Así las cosas, no hay manera de perderse en ese laberinto de curvas y subidas.

A medida que nos acercamos al complejo deportivo los letreros que anuncian la venta de “chuzos”, mango con sal y helados de todos los sabores, aumentan.

Después de la ardua búsqueda de un espacio para parquear nos encontramos en la entrada principal donde una de las coordinadoras del evento dice en voz alta: “Las tribunas están muy llenas, a medida que salga gente ustedes entran”.

La piscina olímpica Horacio Martínez, de Copacabana, tuvo lleno completo en todas las jornadas, desde la tarde hasta la noche, igual que los demás escenarios deportivos de los Juegos.

Cinco minutos después empiezan a salir personas y al ver que todavía no nos dejaban ingresar le pregunto a un hombre con escarapela en el pecho: “Amigo ¿está muy lleno?” Y él me dice: “Uy sí, acabo de almorzar…”.

Ubicados en la parte superior de los estrados, con una vista privilegiada, inicia el siguiente juego en el que Brasil y Venezuela se enfrentan. Antes de empezar los deportistas posan alineados sobre una tarima, son presentados uno a uno y luego de entonar un trozo del himno nacional de cada país ingresan a la piscina a través de elegantes clavados.

- ¿Cómo se juega waterpolo? -pregunto con algo de pena a mi amiga.
- Mmm, no sé… Debe ser como fútbol pero en el agua –responde.
- ¿Y cuánto durará un partido?

En ese momento, la mujer sentada a nuestro lado nos interrumpe: “Son cuatro tiempos de siete minutos cada uno”. Le agradezco y me dispongo a observar con atención el juego intentando descifrar con la mirada y en silencio su dinámica.

Frases como “hágale, hágale que está solo”, “se la comió”, “falta, falta” y “qué pela tan verraca la que les están dando”, gritadas con fuerza por la misma vecina de puesto, llaman mi atención y me motivan a hablarle.

La fuente informativa que era
Su nombre es Eliana Margarita Camacho, una deportista consagrada. Desde pequeña fue clavadista pero una lesión física a sus 11 años no la dejó volver a saltar por lo que se dedicó desde entonces al polo acuático. Fue Selección Antioquia durante más de 5 años y participó en diferentes competencias a nivel nacional.

Eliana Margarita Camacho y Norman Ríos, deportistas ambos, ex seleccionados de polo acuático de equipos colombianos.

Mientras hablamos, un hombre de pelo largo sube las tribunas. Eliana se emociona y grita “Norman, venga, venga, venga”. Me cuenta que él es un fanático del deporte y que cuando ella entrenaba él era el ídolo de la selección Colombia masculina de polo acuático.

Aprovecho la ocasión, me presento, hundo el botón REC de mi grabadora y empezamos a hablar. Norman Ríos es uno de los doce “cuchos” aficionados, ex Selección Colombia, que vienen a deleitarse con un suramericano en casa. Desde sus 9 años ha estado metido en este deporte y gracias a esto ha conocido numerosas ciudades y países a los que ha viajado para participar en nacionales, dos preolímpicos, un mundial, dos juegos centroamericanos y tres panamericanos.

Cuenta con orgullo que ahora es entrenador de la selección juvenil de water polo y con su dedo índice señala a sus pupilos, quienes observan con atención el juego. Junto con sus compañeros, también entrenadores, hacen parte del club de polo más antiguo de Colombia y han entrenado a muchos de quienes en un momento se enfrentarán a la selección de Perú.

El hecho de que Medellín sea la sede de los Juegos, piensa Norman, es una excelente oportunidad no solo para vender a la ciudad sino además su deporte porque asegura que no es muy conocido por las personas y, por ende, no tiene mucho apoyo.

Agradezco a Norman por su tiempo y vuelvo a mi lugar para seguir viendo el juego. No han pasado dos minutos cuando Eliana, orgullosa, me presenta a Luis Horacio Mesa, su entrenador y fundador, junto a otros tres tecnólogos deportivos, del polo acuático femenino en Colombia en 1984.

Horacio Mesa, árbitro internacional de polo acuático y natación desde hace más de 30 años.

“De la actual Selección Colombia masculina de polo acuático pienso que es un equipo mixto, es decir, que tiene una mitad muy buena donde la mayoría entrenan en Europa y la otra mitad buena pero que están totalmente desligados. De la selección femenina mi concepto es que hay una renovación”, asegura Horacio, quien además es árbitro internacional de polo acuático y natación desde hace más de 30 años.

Finalmente, el juego entre Brasil y Venezuela termina 10 a 4. Los argentinos hacen su estiramiento en tierra mientras sus rivales, los ecuatorianos “aflojan” en el agua, como Eliana me explicó que se hace 10 minutos antes de cada juego.

Aunque todavía no soy una experta en polo acuático puedo asegurar que al menos ahora sé más cosas de las que sabía hace tres horas. A las 7:15 de la noche me despido de la piscina olímpica Horacio Martínez con la alegría de conocer un nuevo deporte, la satisfacción de sacar provecho de este evento, la ilusión de asistir a más competencias y el orgullo de ver lo que ésta ciudad, en la que vivo hace tres años, es capaz de hacer.

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