viernes, 2 de octubre de 2009

“Unos gastan en alcohol, yo prefiero gastar en pintura para grafitis”

“Pepegraff”, uno de los grafiteros que ha pintado más muros en Medellín, dice que a él y a sus colegas hoy los reconocen más y los persiguen menos. ¿Su nombre? No importa: incluso en los artistas de la calle lo que vale es la firma.


Esta es una recopilación que hizo Pepegraff sobre sus grafitis en Medellín. “Algunos de ellos los hice con mi gran amigo Jack. Espero les guste mi trabajo”, dice en su canal de Youtube.

Por Juliana Henao Gutiérrez
jhenaog1@eafit.edu.co

Prefiere que lo identifiquen por su pseudónimo y no por su nombre real. Es un hombre de 35 años que desde hace 13 se dedica a pintar grafitis en la ciudad de Medellín. Su inspiración a la hora de dibujar tiene que ver con el hip hop y esto precisamente es lo que él considera que convierte en arte lo que hace.

En sus creaciones se hacen visibles colores y formas que van desde letras en diferentes estilos (crazy, pompa…) hasta figuras humanas y de animales, algo que sin duda capta la atención de quien observa su trabajo.

Para él lo más importante es cambiar la imagen que las personas tienen del grafitero, quien es visto por muchos como un delincuente que practica una actividad ilegal.

Este hombre que sueña con hacer un grafiti en Nueva York representa las ideas de muchos grafiteros que se dedican a esta actividad arriesgando su libertad la cual, paradójicamente, es la que defiende la creación de sus dibujos, que son vistos como un modo de expresión.

¿Cómo surgió la idea de hacer grafitis?
“Desde la pasión por el hip hop. El perfil de mi grafiti es basado en él, muy relacionado con sus cuatro elementos: MC (Master of ceremony), DJ (Tornamesas), Dancebreaker (el que baila) y el graferista, que soy yo”.

¿Y qué pretende mostrar con los grafitis que realiza?
“La idea es tratar que cada día la gente se vaya acostumbrando y aprenda a diferenciar qué es graffiti hip hop y qué es graffiti tipo revolución. Lo que pasa es que muchas personas interpretan el graffiti en un solo contexto”.

¿Considera que el grafiti es una forma de cultura y arte?
“Sí, obviamente dependiendo del perfil en el que uno se encasille. En el caso mío, que es del hip hop, es todo ciento por ciento arte. Un arte por decirlo así clandestino, pero sin hacerle daño a nadie.

También pienso que es cultura porque con él se van desarrollando muchas cosas de tipo social y eso me gusta, porque hoy en día los jóvenes se están alejando de algunas cosas malas por irse a pintar”.

¿Qué problemas tiene a la hora de realizarlos?
“Siempre se ha considerado el grafiti y el hip hop como algo ilegal, pero yo pienso que las autoridades ya han aprendido a diferenciar. Ellos ven el colorido, las formas, las líneas, las letras, el 3D, entonces, van viendo que es algo más artístico. Cuando yo empecé era mucho más difícil que ahora.

He tenido la suerte de que nunca me han encerrado, pero sí he tenido que dialogar mucho con los policías. Yo pienso que cuando uno va a salir a la calle a pintar tiene que ir a hacerlo con criterio; hablar con criterio no solamente ante las autoridades sino ante la gente del común, ya que más de uno no entiende qué dice el grafiti y por qué motivo, razón o circunstancia se hizo. La idea es explicarles ahí más o menos por encima las razones”.

¿Qué siente al realizar los grafitis?
“El sentimiento es muy personal, es algo súper. Yo lo comparo como al que le gusta el futbol. Es decir, esto es una verdadera pasión”.

¿Cuánto se puede demorar haciendo una pieza?
“Dependiendo del tamaño, el estilo, el fondo y si se le hacen caracteres que apunten al surrealismo, los detalles de los rostros o la caricatura. Hay unas piezas que tienen dos o tres colores por eso me puedo demorar dos o tres días dependiendo del empeño que se le meta también”.

¿Y a qué hora los hace?
“Yo he hecho muchos a plena luz del día, pero me gusta más de noche porque observo mejor el espacio, por el clima, la tranquilidad. Hay menos estrés, menos bulla y lo cuestionan a uno poco”.


Estos son algunos grafitis realizados por Pepe en Medellín desde agosto de 1996. El video es de su autoría.

¿Cómo es la reacción de la gente frente a los grafitis que hace?
“Casi siempre recibo respuestas positivas y eso es cada vez más común. Sobre todo gente de edad, señoras, por ejemplo. El otro día me dijeron: “Joven, yo no sé qué dice ahí pero está muy bonito”. Eso lo dicen porque yo creo que aunque no lo entiendan el color y las formas los impactan”.

¿Qué técnicas y colores usa generalmente?
“Por lo regular es en aerosol, mano alzada, a puro pulso. Del 96 al 99 era más bien difícil hacer grafiti porque la pintura de acá es mala, aguada. No sacan casi colores. O sea, la pintura de acá la hacen es para pintar rejas y puertas. Pero desde hace unos dos años se está, vendiendo pinturas especiales para el grafiti”.

¿Cuánto puede valer hacer un grafiti?
“Vale más de $200.000. La inversión es mucha, pero lo bueno es que muchas veces cuando estamos pintando también salen cosas para hacer. Nos contratan para trabajar en el diseño de un local o una habitación y uno va haciendo trabajos y toda esa pintura la va guardando.

Mientras yo me compro latas de aerosol y bases, otro compra garrafas de aguardiente. Unos gastan en alcohol, yo prefiero gastar en pintura. A veces me pongo a pensar que con toda la plata que he gastado en aerosoles ya tendría un carro, pero no me quejo porque es lo que me gusta”.

¿Qué tipo de figuras le gusta dibujar?
“Personajes del hip hop, especialmente, aunque también dibujo animales, pero me sale más costoso. Porque si voy a pintar una guacamaya, por ejemplo, tengo que contar con que tiene muchos colores y cada color es un precio. La lata de pintura vale 15 mil”.

¿Cómo hace los graffitis?
“Nosotros no tenemos moldes. Uno con el tiempo va adquiriendo la experiencia. A veces es muy chistoso y la gente pregunta si uno hace un molde gigante y pinta sobre ese molde, pero eso se llama esténcil y es otro asunto totalmente diferente.

En el grafiti uno hace el diseño en una hoja blanco y negro o a veces a color pero yo hago el sketch a blanco y negro y el color, lo improviso en la pared”.

¿En qué sectores de la ciudad se encuentran los grafitis que ha hecho?
“Tengo en la Avenida Oriental, cerca a la estación del Metro de Prado; en Buenos Aires, Ayacucho y Aranjuez”.

¿Cuál de todos los que ha hecho el que más le gusta?
“Es difícil porque todos representan un sentimiento, pero hay tal vez uno especial: el que hice en la Avenida Oriental con un amigo. Nos quedó muy bueno y se cayó el muro dos o tres veces y nosotros lo seguimos pintando. En este momento hicimos uno nuevo muy bueno y cada año lo vamos renovando, ese es el lienzo favorito de nosotros”.

¿Ha tenido alguna experiencia concreta de rechazo por lo que hace?
“La Meca del hip hop es Nueva York y cuando empezó allá algunos se pusieron a rayar en los trenes, por ejemplo, pero uno tiene que ser consciente de dónde está viviendo. Una cosa es estar en Nueva York y otra en Medellín, Colombia.

Alguna vez estuve cerca de la estación del Metro por Bolívar e iba a empezar a hacer algo pequeño y de un momento a otro llegaron dos manes en una moto y me dijeron que ahí no y yo dije ¡ah listo! El que manda, manda, aunque mande mal, pero eran convivir y yo entiendo que ellos cuidan la zona.

A todos nos pasan sustos. Lo que sucede es que si yo veo un video de Nueva York y quiero hacer lo mismo, me va a ir mal”.

¿Qué piensa sobre la idea que muchos tienen acerca del grafiti como algo ilegal?
“Es considerado como ilegal, pero a medida que el tiempo pasa todo evoluciona. Por ejemplo, en este momento hay galerías en Europa que hacen exposiciones de grafiti. Es como decir, acá usted ver los cuadros de Botero, allá ve los cuadros de los escritores (grafiteros) de Europa”.

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