martes, 22 de septiembre de 2009

Chile, Argentina y Perú se equivocaron al seleccionar el estándar japonés de TV digital

Las decisiones tomadas por los tres países de Suramérica son totalmente políticas y responden a una presión indebida realizada por el gobierno de Brasil.



La TV digital en Colombia, video promocional de la Comisión Nacional de Televisión.

Por Gabriel E. Levy
galevy@cableunionmedellin.com
Docente-investigador en nuevas tecnologías
Universidades de Antioquia y EAFIT


OPINIÓN. Durante los últimos meses el gobierno de Brasil junto con un grupo de empresarios y gobernantes japoneses ha venido realizado un intenso lobby en todos los demás gobiernos de la región. El motivo: presionarlos para que elijan la norma brasilera de televisión digital, una modificación del estándar japonés ISDB. ¿Para qué? Para salvar el insostenible y fuertemente criticado proceso de implementación de la televisión digital en Brasil, un híbrido tecnológico cuyos costos sobrepasan en más del 200% los valores promedios de la norma europea DVB y de la norma americana ATSC y que solo ha logrado una penetración del 20% en cobertura y menos del 3% de sintonía en el país carioca.

Basta con introducir en google.com.br la palabra "televisión digital Brasil" para que aparezcan miles de artículos de prensa y comentarios de internautas que se quejan por el modelo de televisión digital ISDB que se ha implementado en este país (artículo sobre los problemas de la tdt en brasil) un variopinto mostrario de todo tipo de inconvenientes que van desde una pobre penetración, inferior al 20% de la población en más de 2 años de transición, pasando por decretos que declaran la inconstitucionalidad de la decisión (artículo sobre inconstitucionalidad).

Pero, sobre todo, el malestar producido por los sobrecostos en los equipos de recepción que obliga en un país con índices escandalosos de pobreza a comprar decodificadores cuyo costo supera los US$200 (artículo sobre costos).

Si Brasil hubiera escogido la norma DVB de origen europeo probablemente nada de esto estaría pasando, la gente encontraría en los supermercados equipos receptores desde los US$20, no se declararía inconstitucional la decisión pues la norma DVB ha sido probada en los 5 continentes demostrando los mejores índices de confiabilidad y seguramente ya se habría logrado una significativa penetración del servicio, como ha ocurrido y está ocurriendo en los más de 120 países del mundo que han seleccionado el estándar europeo (http://www.impulsatdt.es/) .

El gobierno de Lula, sin embargo, el mismo que le impuso a sus conciudadanos tener que pagar más del 200% por un tecnología desconocida y oscura, en vez de reversar su decisión y salvar el barco antes de que terminará de hundirse, prefirió invitar a todos sus vecinos a hundirse con él.

Lo hizo mediante falsas y engañosas promesas, las cuales pasaron inadvertidas por sus colegas vecinos que, como buenos políticos, privilegiaron la diplomacia y desconocieron por completo las recomendaciones de sus asesores y expertos técnicos en la materia, razón por la cual ya comienza a encenderse el malestar manifiesto de los expertos y la sociedad civil en Perú, Argentina y Chile (info de Chile).

El gobierno brasileño espera que al crecer la población potencial de usuarios de la televisión digital bajo la norma ISDB, los costos comiencen a bajar y esto alivie la presión en su país. Sin embargo, así todos los países del conteniente americano que aún no tienen norma se decidan por la japonesa solamente habrán alcanzado el 3% de la población mundial, mientras el haber seleccionado la norma DVB tendría garantizado el 67% de la población del mundo, más de 3 mil millones de personas, es decir, la norma japonesa nunca alcanzará los volúmenes de producción de la norma DVB y por consiguiente siempre estará por encima del 200% del costo de su par europeo (análisis comparativo de costos entre estándares).

La presión con engaños y falsas promesas del gobierno brasileño no solo carece de la más mínima ética, sino que se convierte en un aporte significativo a los no bajos índices de pobreza en la región (cifras Cepal), obligando a millones de personas a tener que pagar sobrecostos altísimos por una tecnología desconocida, limitada y ajena a las condiciones de la región, pues fue desarrollada originalmente para el Japón en donde el índice de ingresos per cápita es 10 veces mayor al de un ciudadano americano promedio (índice per capita Japan).

Mientras en Colombia, Uruguay y Panamá los ciudadanos de estos países tendrán que pagar lo menos posible para ver la televisión digital, con excelentes índices de cobertura, calidad de imagen, penetración y servicio, los brasileños, peruanos, argentinos y chilenos tendrán que pagar altísimas sumas de dinero por este mismo servicio, debiendo enfrentar los problemas de cobertura y calidad que hoy en día se presentan en Brasil.

Solo resta esperar que los gobiernos de Venezuela, Ecuador y Bolivia, cuyos presidentes se declaran socialistas y dicen luchar por los intereses de sus pueblos, actúen coherentemente con su filosofía y al final escojan la norma europea DVB, la única global y, por consiguiente, la que mejor impacto socioeconómico tiene en la población. Tal y como lo hizo Colombia, en donde la decisión no la tomó el ejecutivo sino un órgano autónomo asesorado por todo tipo de expertos que con argumentos académicos (estudio sobre TDT en Colombia) aportaron los elementos suficientes para que la decisión beneficiara los intereses de toda la nación y no los mezquinos propósitos del presidente de turno.

El autor es miembro del Centro de Excelencia Académica (Ártica)
Más información en www.galevy.com/

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