jueves, 21 de octubre de 2010

La impunidad reina aún por la masacre ocurrida el Día de Amor y Amistad


Ya pasó un mes desde que sicarios dispararon desde un carro y una moto contra más de 40 personas que estaban en un bar. Ocurrió a las 12:20 de la noche en Miramar, barrio del noroccidente de Medellín, en medio de la lluvia. Cinco personas fueron asesinadas y ocho heridas. Vecinos del sector aseguran que no hay capturados y sienten que quedará en la impunidad. Lo que pasa allí refleja lo que ocurre en otros sitios de la ciudad.

Por David Andrés Cadavid Echavarría
dcadavi3@eafit.edu.co
http://kedom.wordpress.com/

Para la comunidad de Miramar, lo más grave es que hasta ahora no hay detenidos (aunque la Fiscalía ya expidió tres órdenes de captura a presuntos responsables) y que la Policía dejó de hacer presencia permanente en la zona donde se presentaron los hechos. El establecimiento donde ocurrió el múltiple crimen sigue cerrado desde entonces.

Entre las víctimas mortales estuvo un menor de edad, una mujer y otros tres jóvenes que celebraban el Día de Amor y Amistad. Estaban en el “Punto Cervecero La Curva de Miramar” junto con aproximadamente 40 personas más que festejaban allí y en sus alrededores.

El coordinador de la Mesa de Derechos Humanos del barrio 12 de Octubre, Carlos Arcila, señaló: “El ataque se presentó en el límite de tres sectores: El Picacho, San Martín y Miramar, todos con bandas en conflicto”. Eso explicaría, según él, por qué atacaron los sicarios exactamente ese lugar.

El crimen quebró la confianza de los habitantes del sector en las autoridades y acabó con la tranquilidad de los mismos.

Los habitantes y los integrantes de los “combos” o grupos delincuenciales señalan a quienes serían, a su juicio, los responsables. Johan, un integrante de la banda armada del sector de San Martín, afirma que la masacre fue cometida por quienes se hacen llamar Los Machacos con la intención de intimidar a las bandas del 12 de Octubre.

Según él, ese es un grupo ilegal que controla la parte alta del barrio Castilla, una zona que está separada del 12 de Octubre apenas por una vía: la carrera 80.

En esa parte, dice el joven, los grupos delincuenciales están bajo el mando de otro capo del narcotráfico diferente y quien es enemigo del que domina a las organizaciones criminales de la otra zona.



Afirma, además, que “lo que quieren ellos es subirse, controlar el sector, pero eso les es imposible. Nada más a los pocos días de la masacre intentaron subirse las gonorreas esas y les tumbaron dos y los hicieron devolver”.

Estos dos asesinatos no tuvieron mucha trascendencia para las autoridades ni para la opinión pública, pues fueron cometidos pocos días después de la masacre y se dio por hecho que fue resultado de la guerra que se libra en este sector de la ciudad entre esas bandas armadas.

Habitantes del sector, como doña María, dice que es tan delicada la situación que incluso la Policía no se dio cuenta de esos dos asesinatos ocurridos aquella noche porque fueron ultimados con silenciador: solo a la luz del día y con la algarabía de la gente al amanecer se enteraron de lo sucedido.

Según las autoridades, tenían a un sospechoso identificado por los hechos de la masacre desde la misma madrugada en que ocurrió.

En el barrio, algunas personas comentan que el individuo estaba “ojiando” (vigilando) y que cuando fue visto por las autoridades y procedieron a su captura, se dio a la fuga y escapó gracias a la ayuda que recibió por parte de personas del sector.

“Pudo escapar porque la comunidad le ayudó. Incluso nos tiraban objetos y piedras para impedir que lo capturáramos”, declaró un miembro de la fuerza pública.

Denuncian grave situación social en la Comuna 6
Pero esta masacre y los asesinatos posteriores en esa esquina del barrio Miramar no es la única situación difícil que viven los habitantes de esta comuna de la ciudad. Desapariciones forzadas, homicidios casi indiscriminados y hasta descuartizamiento de cuerpos habrían sido realizados en esa parte de Medellín.

“Hay unas obras civiles del Proyecto Urbano Integral que son muy importantes para la zona Noroccidental. Los grupos vienen cobrándoles vacuna a los contratistas”, denunció Carlos Arcila, coordinador de la Mesa de Derechos Humanos de la Comuna 6, quien pidió a las autoridades mayor efectividad a quienes investigan el delito y generar más confianza por parte de la Policía.

“Que los combos respeten a toda la comunidad, las iglesias, los centros de salud, las escuelas, los colegios”, indicó Carlos Arcila durante una reunión que sostuvieron en la parroquia del sector líderes comunitarios, estudiantes, habitantes del barrio y la Personería de Medellín pocos días después de la masacre.

A este clamor y a la denuncia se sumó la personera delegada para los derechos Humanos en Medellín, Ana Patricia Aristizábal, quien añadió que “el problema educativo que tienen los estudiantes con los grupos armados, la división tan absoluta del territorio”, es uno de los temas más delicados y preocupantes que vive esta zona de la ciudad.

Para ellos, esta masacre fue sólo uno entre los muchos abusos que se ven a diario a lo largo y ancho del barrio 12 de Octubre por parte de las bandas delincuenciales que parecen no tener límite alguno en su accionar.

Las autoridades han pedido colaboración a los habitantes del barrio para mejorar la situación, solicitaron que les suministren información oportuna y veraz sobre conductas sospechosas y extrañas que puedan poner en peligro a la comunidad avisando al teléfono 123 e incluso ofrecieron recompensas por información que permita capturar a los cabecillas de estos grupos.

El espejo de Medellín
Hay quienes incluso apelan al llamado externo de ayuda y al Derecho Internacional Humanitario porque dicen que a las autoridades se les salió de las manos la crisis social y de violencia que atraviesa la Comuna 6 y gran parte de la ciudad, pues este fenómeno no es sólo de esta parte de Medellín.

Según un informe del pasado mes de agosto elaborado por la organización no gubernamental Corporación Con-vivamos, con sede en el sector nororiental de Medellín, son 52 los barrios de la capital antioqueña donde hay grupos armados enfrentados (ahí no se incluyeron los municipios de Itagüí y Bello, donde también hay problemas delicados de violencia).

Para los habitantes del barrio 12 de Octubre, el problema ha tomado proporciones enormes pues son ya cerca de 30 los diferentes grupos delincuenciales que existen hoy en la Comuna 6 vendiendo droga, extorsionando y asesinando. Y van más de 1.300 muertos por este fenómeno en la ciudad en lo que va del año.

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