jueves, 28 de octubre de 2010

Desde la pedagogía, decir “niños índigo” o hiperactivos es lo mismo

Una de las posibles causas de la hiperactividad de los "niños índigo" es el modelo de la escuela tradicional. / Foto Agencia de Noticias EAFIT
Para el pedagogo Ricardo Ortega es idéntico hablar de “niños índigo”, de genios, de hiperactivos o simplemente de pequeños con talentos excepcionales. Según él, no hay suficiente conocimiento científico que fundamente que cada denominación alude a seres diferentes; lo que hay, afirma, son más especulaciones.


Por Ana María Jaramillo
bitacora@eafit.edu.co

Detrás de los lentes cuadrados se esconde una mirada apacible. Sus pálidos labios son reteñidos por un poblado, ancho y negro bigote. Las entradas producidas por su ausencia de cabello hacen visible la cercanía a los 60 años. Su aspecto bonachón no impide que se opaque la autoridad que refleja, por el contrario, la refuerza, pues más respeto tiene quien se lo gana que quien lo impone.

Ricardo Ortega, el actual coordinador general y cofundador del colegio Antares, ha dedicado 22 años de su vida a la pedagogía. Él mismo se describe como hiperactivo. Y agrega que “si esto tuviese cura, yo ya me hubiera curado. Y no tengo cura”.

La Nueva Era llama “niños índigo” a pequeños que “traen un nuevo color en su aura, el índigo”. Plantea que vienen con tres características: los constructores, los humanistas y los investigadores. Y que, independiente de su misión particular, todos tienen la tarea de cambiar estructuras en la educación y en la familia.

Ortega sustenta su hipótesis de que son lo mismo: “Cuando hablamos de un niño hiperactivo o con déficit de atención lo juzgamos por sus actitudes en ciertos espacios: que no se concentra en hacer una tarea, que no se concentra en el salón de clase... Pero esa falta de concentración no permanece en todos sus actos porque cuando llega a la casa e ingresa a su computador es tanta la concentración que se le olvida dormir o comer. Entonces, ¿dónde quedó la falta de concentración?”.

Conjeturas sobre el origen del problema
Según Ortega, uno de los principales productores de niños hiperactivos con déficit de atención es la escuela tradicional.

Ésta se ha dedicado a formar niños inactivos mentalmente, ya que brinda aprendizajes memorísticos y enciclopédicos que en contadas ocasiones se pueden confrontar con la realidad que los niños están viviendo.
El problema puede no radicar en la dificultad para adquirir el conocimiento, sino en la forma como se enseña a los niños. / Foto colegio Antares
Esta cuadriculada metodología da pie a que los niños generen rechazo a las informaciones que no les producen una utilidad práctica. La forma más común de rechazarlas es realizando otras actividades que impliquen mayor movimiento, las cuales los van a desconectar por completo de las explicaciones que está dando el profesor.

Los chicos que reaccionan así son los considerados hiperactivos con déficit de atención. A la hora de la verdad, dice, no tienen la culpa de que el conocimiento no les entre de formas tan encasilladas, pues necesitan otro tipo de estímulos: son más experimentales que teóricos.

Sostiene que un niño que no esté interesado en los temas de clase “se dedica a molestar con los compañeritos, a tirar papelitos, a hablar, se para, se sale del salón, abre las ventanas, se asoma por ellas. Ante eso se debe analizar el fondo del asunto: la propuesta pedagógica tradicional no incluye al niño, no le dice nada y por eso el que conocemos como hiperactivo lo que hace es poner a funcionar sus inteligencias múltiples”.

Falencias del sistema educativo tradicional
Ricardo Ortega afirma que la escuela tradicional tiene dos importantes. Una, que no desarrolla la inteligencia, esa habilidad o capacidad para solucionar problemas y o crear productos o insumos que sean valorados por la cultura.

La otra, “tampoco desarrolla la autonomía, es decir, esa capacidad de cada persona para gobernarse a sí misma. Por lo tanto, es una escuela sin sentido. Aquí es donde nacen los hiperactivos y los muchachos con déficit de atención”.

Tratamientos prometedores
Desde este año, el colegio Antares le aposta al neuro-feedback, técnica norteamericana que con la ayuda de un software trabajar la hiperactividad y déficit de atención.

Es una terapia que puede activar o reorientar las neuronas y potenciar sus funciones para que la persona pueda tener una vida mucho más tranquila, armónica y feliz.

Este tratamiento se está probando con los estudiantes hiperactivos de la institución, que son 30 de 400 en total, es decir, el 7,5%.

“Se hacen análisis y entrenamientos personalizados que requieren del compromiso de padres y alumnos. Ya empezamos a ver cosas interesantes: estamos haciendo un pilotaje que durará unos 6 o 7 meses, con el ánimo de replicar y de proponer esta opción a todos los colegios de Medellín y el área metropolitana. Ha sido una gran experiencia en la que creo que somos pioneros”, asegura el pedagogo.

Propuesta para la apropiación de conocimiento
Ricardo Ortega, Silvia Dela y Gloria Montoya no son los únicos que creen que el sistema educativo tradicional debe modificar sus metodologías.

La Universidad EAFIT también ha advertido esa necesidad y por eso en 2005 le dio un voto de confianza a un proyecto gratuito llamado Universidad de los Niños, que en sus cinco años ha mostrado resultados asombrosos.


Video sobre Universidad de los Niños, de EAFIT.

El programa quiere establecer puentes entre la educación primaria, secundaria y superior generando en los pequeños un interés por la investigación y un sentido de pertenencia con la universidad (cualquiera que ésta sea), mostrándola como un espacio al que se asiste porque se tienen deseos de aprender.

Este objetivo se ha ido alcanzando teniendo la “pregunta” como pilar fundamental, dándole espacio al juego y a la manifestación artística, para que los niños se acerquen al conocimiento con una pedagogía diferente a la impuesta en los colegios. De esa forma, la Universidad de los Niños es mucho más divertida y experimental.

Tiene una metodología propia que se ha nutrido de corrientes pedagógicas como la de Waldorf y Orff, y del constructivismo y la improvisación teatral.

La primera etapa de este proyecto, Encuentros con la Pregunta, gira en torno a interrogantes formulados por los pequeños, que posibilitan el encuentro en el campus universitario, durante ocho viernes al año, de un promedio de 200 niños entre los 7 y los 14 años, de diferentes colegios de Medellín.

En los Encuentros los niños realizan tres actividades:
- Talleres: estudiantes de pregrado de EAFIT intentan generar estímulos en los niños y despertarles inquietudes relacionadas con la pregunta que se irá respondiendo a lo largo de la mañana; parten de actividades individuales y de juegos grupales.

- Aulas vivas: espacios donde los niños pueden descubrir que las universidades tienen muchos lugares con distintas condiciones y características, como los laboratorios, para hacer investigaciones y experimentos sobre diferentes temas.

- Conversaciones con el profesor: los niños interactúan con un profesor o invitado, experto en el tema abordado, quien responde la pregunta que los llevó a encontrarse.

Para continuar con la responsabilidad que adquirió con los niños de varios colegios de Medellín, la Universidad de los Niños extendió su programa a una segunda etapa llamada Expediciones al Conocimiento, donde tienen la posibilidad de seleccionar un tema de estudio para formular un pregunta relacionada con éste.

A partir de ella desarrollan, durante cinco semanas, un proyecto que al ser terminado se expone a los papás y a los profesores que los acompañaron durante todo el proceso.

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