Por Mary Luz Gallego Osorio
mgalle12@eafit.edu.co
“Lo único que estamos haciendo es prestar un servicio comunitario”. Fue una de las frases con las que argumentó Carlos Mario Pulgarín cuando fue enfrentado por las autoridades electorales que le reclamaron por su actitud de explicarles a los sufragantes, mediante varias carteleras, cuál era el manejo del tarjetón.
Pulgarín, líder comunitario, ex presidente de la Junta Administradora Local (JAL) de la Comuna 16, de Belén, ubicó las carteleras que simulaban los tarjetones, a pocos metros de uno de los puntos principales de votación del suroccidente de Medellín.
La autoridad quitó los carteles con los cuales el líder comunitario informaba a los ciudadanos la manera de votar.
“A la persona que se arrima le digo que ella misma coja el lapicero y marque el partido que quiera y la prueba la tengo aquí en el tablero que están borrados todos. El ejercicio lo hace la gente, yo no estoy apoyando a ningún candidato, la gente marca”, explicó el líder comunal, quien insistió en que estaba allí solo con la intención de ayudar al ciudadano, ante la poca pedagogía que hubo para el manejo de los tarjetones.
Mauricio Montoya, miembro de la Misión de Observación Electoral (MOE), un conglomerado de organizaciones civiles que se unieron para hacerle veeduría al proceso electoral, cuestionó la labor de Pulgarín al precisar que habían recibido quejas de que este ciudadano, en compañía de otro líder, estaban enseñando cómo votar, pero también diciendo por quién votar.
Recordó que, por desgracia, la ley no permite ese tipo de cosas porque esa es la función de la Registraduría Nacional del Estado Civil. Por eso, de inmediato, una vez conoció la denuncia, la Policía descolgó los carteles pedagógicos.
Sin embargo, el líder comunitario cree que el desalojo de las autoridades obedeció, más bien a un asunto personal “porque el hermano de la concejal Regina Zuluaga está aspirando a la Cámara y yo soy el cuñado de él y no le quise ayudar; entonces vi inmediatamente la provocación cuando ella me vio -continuó-: nos quitaron aquí del lugar… Nos tiene en la mala, como rabia, y nos hizo quitar”.
Pulgarín especificó que no portaba ningún distintivo en sus camisetas, sólo “el delfín de la democracia”, pero aseveró que no estaba vendiendo ninguna idea a favor de un partido político o candidato. “Nuestras camisetas no son nada, simplemente son blancas… ¿Qué somos? Los delfines de la democracia”.
Pese a que fueron desalojados del lugar y sin desistir de su labor comunitaria, montaron su sede pedagógica en el Liceo San Rafael, lugar donde antes era punto de votación en Belén y que, para este año, fue trasladado para la Institución Educativa Juan María Céspedes.
Líderes comunitarios en compañía de Mauricio Montoya, empleado de las vedurías.
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