jueves, 19 de noviembre de 2009

Ricardo Aricapa, el periodista que baila con el diablo

Los habitantes de Riosucio (Caldas) danzan y cantan cada dos años alrededor del diablo, símbolo central de su carnaval. En medio de ese alboroto siempre se ve a un periodista, a un cronista de los buenos.



Por María Inés Restrepo Posada
mrestr23@eafit.edu.co

No es una fiesta anticristiana con un diablo tenebroso. Este carnaval está en el corazón de cada riosuceño al punto que hasta los niños más pequeños entienden el símbolo del diablo: disfrutan posando alegremente a su lado y cantando con entusiasmo el himno de esta fiesta tan importante en su región.

Ricardo Aricapa, un reconocido cronista y periodista, es un riosuceño orgulloso de su lugar de origen y del Carnaval del Diablo. Aunque pueda resultar extraño para sus alumnos, participa cada dos años de esta fiesta que tanto significado emocional y espiritual tiene para él y todos sus paisanos.

Este periodista de 53 años, autor de varios libros, baila, canta y se disfraza con el diablo en una ceremonia llena de magia, entusiasmo y dedicación. Aricapa es alegre y conversador, amante de su trabajo y con una larga trayectoria profesional.

Afirma que su ciclo en el mundo de los medios masivos de comunicación llegó a su fin y disfruta haciendo lo que siempre le ha apasionado: crónicas y reportajes.

¡Si la embarras, el diablo te castiga!
¿Qué significa para usted el Carnaval del Diablo?
“Ha influido mucho en mi formación anímica y espiritual. Haber nacido en un pueblo donde hay un carnaval de esos tan importantes… y donde yo he participado mucho, además”.

Pero, ¿qué tiene de especial ese carnaval?
“Como todo carnaval, tiene un ritual, una ceremonia alrededor de algo. Por eso la Feria de las Flores no es un carnaval, porque no tiene una serie de ceremonias así, no tiene un símbolo. El de Barranquilla, el de Pasto y el de Riosucio son los tres únicos carnavales que cumplen con eso en Colombia.

El símbolo del nuestro es el diablo y todo el ritual se realiza alrededor de él. Pero no es un diablo cristiano, no es el de la religión católica. Es un diablo que se inventaron allá en Riosucio con unas cualidades muy particulares: alegría, socarronería, fiestero, regañador de las injusticias humanas: el que la embarre, el diablo lo castiga.

Es bastante interesante, no es para nada el diablo cristiano, no tiene nada que ver con la religión, mejor dicho”.

¿Y cómo participa en el carnaval?
“Disfrazándome. Siempre me disfrazo de lo que sea. Cada dos años voy con una comparsa. Aquí en Medellín hay un grupo de amigos que hace rato nos disfrazamos. Las comparsas de Riosucio tienen una característica muy particular, no es simplemente disfrazarse; no, eso es todo un camello de hacer letras, cantarlas…”.

De bombero, militar e ingeniero, a periodista
Mirando hacia su niñez, ¿qué soñaba ser cuando era pequeño?
“Lo que sueñan todos los niños: ser bombero o científico. Cuando uno crece las cosas son distintas. Yo bananié un poquito para dar con mi carrera: estuve seis meses en la Escuela Militar, iba a ser disque oficial del Ejército; obviamente esa vaina me sacó, estuve 6 meses y no aguanté. Después ingresé a la Universidad de Antioquia a estudiar ingeniería. Eso también me sacó y songosorongo fui dando la vuelta hasta que llegué a estudiar periodismo”.

Si no hubiera sido periodista, ¿qué le hubiera gustado ser?
“Cantante de una orquesta. Lo disfruto y me gusta, y sé cantar”.

Ricardo Aricapa (derecha) junto a otros descatados cronistas colombianos (de izquierda a la derecha): Cristian Valencia, Mariluz Vallejo y Alberto Salcedo. / Foto del Taller de Crónicas Barriales de la Biblioteca Luis Ángel Arango

Radio, prensa y televisión
¿En qué medios ha trabajado?

“Empecé en Radio Caracol de periodista, de reportería en la calle. Esto me sirvió mucho porque la radio le enseña mucho a uno a buscar fuentes de noticia y a ser ágil en la información.

Después pasé al periódico El Mundo donde estuve 4 años. Luego fui reportero de crónica en El Colombiano los domingos, ahí estuve como un año. Hice alguna corresponsalía en Antioquia para la revista Semana y El Espectador. Y hasta ahí con los medios.

Después me metí a una agencia de publicidad de creador de textos publicitarios y desde entonces he trabajado como periodista independiente, lo que llamamos en el medio el freelance.

He hecho historias de empresas de Antioquia. Me contratan para que yo les escriba la historia: he hecho para unas 6 o 7 empresas.

También estuve vinculado con la Alcaldía de Medellín como director de Comunicaciones y ahora estoy en la Escuela Nacional Sindical. Pero desde 1993 para acá prácticamente he estado es de freelance”.

¿Por qué dejó los medios masivos?
“Me cansé. Creo que eso es un ciclo que uno cumple en la vida, llega el momento en que todo se acaba. Además, los medios ya están sacando periodistas, la oferta laboral es cada vez es más restringida. El mundo del periodismo ha cambiado mucho, entonces fue la falta de motivación lo que me aburrió”.

¿A qué se dedica en este momento de su vida?
“A lo que siempre me he dedicado toda la vida que es a hacer periodismo, pero ya no en un medio masivo, sino lo que se puede llamar periodismo alternativo. Trabajo para la Escuela Nacional Sindical (ENS) que es una institución que está al servicio del mundo laboral y sindical.

Hay mucha gente a la que le interesa esa información, pero no la recibe porque no tiene dónde leerla. Entonces se formó la Agencia de Información Laboral de la ENS y a través de ella llegamos vía correo electrónico a más de 10.000 personas. Usamos todos los géneros: crónica, reportaje, noticia, entrevista, opinión, y lo tiramos por ahí. Yo manejo esa agencia”.

¿Cuál es el trabajo que más le ha gustado y el que más le ha apasionado?
“El género que más me gusta es el reportaje y la crónica. Porque es de autor, es donde uno se puede apropiar de las técnicas narrativas y literarias, y eso es algo que a mí me gusta”.

¿En qué se centran sus crónicas y reportajes, es decir, cuáles son los temas que más le apasionan?
“Los que tengan interés público y social. Que sea un caso particular, pero que le pase a mucha gente. Busco a través del periodismo una ventana para que la gente mire una realidad social más amplia.

Me atrae también cuando una persona es singular por cualquier motivo, ya sea por lo que haga, por lo que es, por lo que tiene, por lo que hace.

Y me gusta hacer reportajes con más ambición, coger temas. Por decirte algo, me encantaría hacer la crónica de cómo es la música en Medellín. Eso sería un gran reportaje. Ese tipo de trabajos tan ambiciosos no se resuelven en una crónica ni en un reportaje, eso se resuelve en un libro”.

¿Qué es lo que más le gusta del periodismo?
“Cuando puedo expresar mi punto de vista y mi modo de ver el mundo”.

¿Y lo qué es menos le gusta?
“Las noticias. Es un género muy seco, son pretendidamente objetivas cuando no son ni cinco de objetivas”.

¿Cuál ha sido la mayor satisfacción en su carrera profesional?
“Pues obviamente los reconocimientos y premios. Pero sin duda el mayor premio es cuando una persona me dice que le gustan mis libros. Eso es lo que me da satisfacción”.

¿Cuáles premios ha ganado?
“El Premio Nacional de periodismo Antonio Nariño. Casualmente me gané el Simón Bolívar pero con un documental de video que hicimos para televisión”.

¿Y su mayor desilusión en su recorrido profesional?
“¿Mi mayor desilusión…? Ah, cuando me echaron del periódico El Mundo”.

¿Ha cumplido todas sus metas y sueños?
“No. Además, nunca los cumpliré, nadie los cumple, se trata uno de acercarse a ellos. Una meta mía es hacer una novela y en eso estoy trabajando; cuando la haga habré cumplido una parte de mi meta porque ya después querré hacer otra y otra, hasta que me muera”.

¿Es feliz con su profesión y su trabajo?
“Me encanta el periodismo, cuando estoy haciendo reportajes soy feliz”.

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