miércoles, 10 de febrero de 2010

La polémica vuelve al ruedo: tauromaquia, ¿arte o desgracia?


La guerra verbal que por estos días tienen taurinos y antitaurinos es más intensa que la propia fiesta brava. En la actual Feria de la Candelaria, de Medellín, los enfrentamientos cada vez generan más polémicas y desacuerdos.


Por Gloria Lucía García Valencia
ggarciav@eafit.edu.co

El Procurador General de la Nación, Alejandro Ordóñez, aseguró el año pasado que las prácticas donde los animales forman parte del espectáculo ayudan a que la sociedad se desfogue y facilitan el libre desarrollo de la personalidad.

Este polémico concepto fue protestado de inmediato por los defensores de animales y movimientos ecológicos, debido a que el Procurador insiste en separar este tipo de espectáculos de los actos de crueldad.



Sangre en la Arena es la canción de Orlando Belis utilizada por numerosas organizaciones antitaurinas en su campaña contra el maltrato y la violencia en las corridas de toros. / Video tomado de YouTube -Canal de chebas886


Frases como las siguientes forman parte de las expresiones del Procurador, quien insiste en considerar esos espectáculos como parte de la cultura de nuestro país:

"Son expresiones culturales y artísticas que nos identifican como colombianos (...) lo que hace tolerable el sufrimiento a que son sometidos estos animales".

"El mundo de los toros ha sido objeto de inspiración en la pintura, un ejemplo de esto es Fernando Botero y para la composición de muchas canciones populares que hacen parte de nuestra identidad nacional (...) Y en las obras de Gabriel García Márquez la crianza de gallos de pelea y sus riñas han sido una constante”.

Para los defensores de animales, estas opiniones son solo la voz de una minoría que intenta cubrir actos de barbarie a espaldas de los gritos de aquellos colombianos que respetan la vida.

“El toreo es cruel. Sufre el toro, sufre el torero, sufre el público. Pero esa crueldad no es gratuita, sino consustancial a su esencia: es la crueldad del combate. El toreo, que es a la vez tantas cosas –un rito, un arte, un espectáculo–, es ante todo, y siempre, un combate a muerte. El último combate en el que se enfrentan un hombre y una fiera, dos animales de combate, en condiciones de igualdad”. Así lo definió Antonio Caballero, periodista y aficionado colombiano, en defensa de la fiesta brava, en el periódico El Tiempo del 22 de enero de 2001.

Para los antitaurinos, la crueldad es una palabra que conduce a la indiferencia y esta, a su vez, al irrespeto por la vida.

Hoy, los medios hablan de un mayoritario clamor antitaurino que quiere acabar de una vez por todas con esta práctica sangrienta, que de aquellos que quieren promocionar las corridas de toros y muestran que solo la presión de la sociedad puede detener esta atrocidad vestida de festejo.

Mario Vargas Llosa, escritor peruano, dijo: "Lo cierto es que no hay argumento racional suficiente para justificar el fondo de crueldad escondida detrás de esa bellísima fiesta, la inhumanidad que subyace".

¿El arte de matar ayuda a desfogar y facilita nuestro libre desarrollo de la personalidad? La polémica está planteada.


“Falaces y falsos, muchos argumentos antitaurinos”: Julián Vélez



Periodista del diario El Colombiano, aficionado a los toros y gran defensor de las corridas, Julián Vélez Robledo fija la posición de quienes defienden la fiesta brava.


En el mundo globalizado y moderno en el que nos encontramos, ¿Qué tan válida es la fiesta taurina?
“Es muy válida. Es una tradición traída de España que se fundamenta en muchísimos valores culturales. Como cualquier manifestación cultural, me parece interesante tenerla porque de la fiesta brava vive y se divierte muchísima gente.

Es como si cuestionáramos por qué hay teatro, ópera, música o pintura. Porque tiene elementos de arte, valor artístico y estético que le gusta a mucha gente”.

¿Hasta qué punto sería viable que se gozara del espectáculo sin tener que llegar a los límites de sacrificio y maltrato que hasta hoy se han contemplado?
“Es viable. Es una de las teorías de algunas corrientes antitaurinas y las respeto mucho. Sin embargo, creo que perdería varias de las esencias que tiene la fiesta brava, debido a que en ésta hay muerte ya sea del toro o del torero. Ésta muerte es muy importante porque una corrida sin muerte del toro no sería tan atractiva para aquellos que les gusta la fiesta brava.

Obviamente no se va solo por esto, sino porque creen que la muerte del toro en el ruedo es una de las mejores salidas para el mismo animal, puesto que muere en la plaza, haciéndose ver, luchando por su vida y muere después de un proceso de nacimiento, crecimiento y preparación para el cual ha sido un privilegiado”.

¿Cree que con estos actos que para muchos son considerados inhumanos, estamos fomentando la autodestrucción de la sociedad?
“Nadie duda que en las corridas hay violencia, eso lo aceptamos. Pero tampoco creo que si las quitamos vamos a ser más pacifistas o menos violentos. La corrida de toros dejémosla con sus costumbres, con sus modos de hacerse. No creo que quitarlas de tajo sea una solución para esta sociedad que tiene otros problemas”.

Reconociendo que para muchos la fiesta taurina es un legado cultural, ¿cree que este tipo de cultura aporte al crecimiento de la sociedad actual?
“Creo que sí. Obviamente no le aportará elementos como el valor por el respeto de los animales porque mucha gente ve que así no es. Pero sí creo que le aporta elementos de tradición cultural suficientes para mantenerla viva”.

¿Qué es lo auténtico de la fiesta brava o es una fiesta llena de arribismo y folclorismo?
“Es una pregunta fuerte por esos dos adjetivos que se utilizan al final. Y si soy objetivo y honesto, no hay esos calificativos. Es una fiesta muy auténtica. ¿Arribismo? Yo no lo siento así y llevo muchísimos años yendo a toros. La otra palabra es ¿folclorismo? Como el folclor de una costumbre cultural. Es una fiesta llena de simbologías, de puestas en escena y de cosas interesantes”.

Estas son las banderillas con que hieren a los toros. / Fotos de www.fotoeditores.com

¿Por qué se insiste en una fiesta taurina que ha perdido fuerza y que por lo visto tiene menos adeptos y más opositores?
“Es verdad que ha tenido muchos enemigos y que ha ido creciendo en el país y en el mundo una corriente antitaurina. En Medellín la asistencia es igual, van las mismas 8 o 9 mil personas de hace varios años.

Se mantiene porque Colombia tiene una infraestructura taurina bien montada, hay plazas, ganaderías produciendo toros de casta y hay una costumbre de la gente. Y porque hay suficiente afición para seguir manteniéndolas”.

¿Qué piensa sobre los movimientos antitaurinos que han crecido en el último año en ciudades consideradas totalmente taurinas?
“Los respeto y trato de escucharlos cuando sus argumentos son serios, juiciosos y ponderados. Son muy organizados, activos y proactivos. Si los taurinos nos defendiéramos con el mismo entusiasmo que ellos tienen, defenderíamos mejor la fiesta brava. Estos grupos fundamentan muchísimas de sus críticas en mentiras, en exageraciones y en historias no argumentadas”.

Teniendo en cuenta que muchas fiestas del país en ciudades como Manizales, Sincelejo, Bogotá, Medellín, entre otras, cuentan y dependen económicamente en gran parte de los espectáculos con animales, ¿sería posible llegar a una conciliación entre los taurinos, antitaurinos y defensores de animales para modificar estos espectáculos sin necesidad de erradicarlos?
“Es posible. Pero ya no serían corridas de toros, sería otra cosa que no se cómo se llamaría y quizás no sería tan atractiva para el público, no porque esté ansioso de ver sangre, chuzos y banderillas, sino porque entienden la fiesta taurina, el origen del animal, el origen de la fiesta brava. Además, saben que la pulla y las banderillas son importantes para el desarrollo de la corrida”.

En los últimos años los movimientos antitaurinos en Medellín han sido cada vez más fuertes. ¿Cree que esto ha afectado la fiesta brava como tal y de qué forma?
“No hay duda que la han afectado y de varias formas. Primero, convenciendo a la gente: gracias a su organización y juicio se han llevado gente para su bando. Segundo, han metido un ruido a veces infundado con mentiras que tergiversan la realidad. Esto no solo es malo para la fiesta brava, sino también para ellos mismos porque sus argumentos son falaces y falsos”.

Medellín está en busca de una sociedad “más educada”. ¿Cree que esto pueda fundamentar la transformación de los espectáculos que involucran animales?
“La gente no es mal educada porque le gusten los toros, porque los toros no son mala educación. Hay personas a las que no les gustan las corridas, lo respeto pero no lo comparto, ya que desde mi punto de vista taurino y desde mis elementos de formación y de entendimiento, considero que antes de dejar mal al toro, lo dignifican y lo hace un animal más bonito y más valioso”.

“Salvajismo y barbarie en su máxima expresión; eso es la tauromaquia”: Álvaro Múnera


Ex torero, concejal de Medellín y hoy defensor de los animales, Álvaro Múnera, apodado El Pilarico, es vocero de la corriente que está en contra de las corridas de toros.

En el mundo globalizado y moderno en el que nos encontramos, ¿qué tan válida es la fiesta taurina?
“Creo que en ningún mundo civilizado debe aceptarse la tortura y muerte de animales en espectáculos públicos. El pretexto de que se trata de una tradición heredada nos acerca al salvajismo de anteponer un instinto sádico a la razón y a la sensibilidad: ningún ser vivo nace para ser torturado. Las corridas de toros solo se dan en ocho países del mundo y ninguno de ellos es desarrollado”.

¿Hasta qué punto sería viable que se gozara del espectáculo sin tener que llegar a los límites de sacrificio y maltrato que hasta hoy se han contemplado?
“La corrida incruenta ya existe, en septiembre se realizaron en las Vegas, Estados Unidos, con los toreros de más renombre. Pueden ver esa información en el portal www.toroslasvegas.com”.

¿Cree que con estos actos, que para muchos son considerados inhumanos, se está fomentando la autodestrucción de la sociedad?
“Por supuesto, es el ser humano quien se arrastra en su inmundicia cuando abusa de su superioridad maltratando y matando al irracional para divertirse con ello. Si la civilización desde sus inicios le hubiera respetado los mínimos derechos a los animales nunca hubiera sido cruel consigo misma”.

Reconociendo que para muchos la fiesta taurina es un legado cultural, ¿cree que este tipo de cultura aporte al crecimiento de la sociedad actual?
“Nada le aporta a ninguna sociedad la muerte de un animal previamente torturado. Si por cultural entendemos practicas heredadas buenas o malas, entonces hasta el crimen y la guerra podrían llamarse expresiones culturales.

Si por cultural entendemos practicas civilizadas que exaltan el talento humano, la tauromaquia es lo más anti cultural que podamos tener, salvajismo y barbarie en su máxima expresión”.

¿Qué es lo auténtico de la fiesta brava o es una fiesta llena de arribismo y folclorismo?
“De autenticidad nada tiene, ya que no es propia de nuestra patria, de folclorismo y arribismo puede tenerlo todo, una horda de insensibles se exhiben y emborrachan con el dolor de un animal inocente”.

“Nada le aporta a ninguna sociedad la muerte de un animal previamente torturado”, dice Álvaro Múnera, defensor de los animales. / Fotos de www.fotoeditores.com

¿Por qué se insiste en una fiesta taurina que ha perdido fuerza y que por lo visto tiene menos adeptos y más opositores?
“No son los colombianos quienes insisten en la fiesta brava, es una minoría de ignorantes y sádicos que encuentran eco en una clase política vetusta y anacrónica para legislar protegiendo la crueldad con los animales de ser conducta punible.

Todas las encuestas sobre el tema le dan la razón de manera aplastante a quienes promovemos el buen trato a los animales. En Medellín solamente la oposición a la tauromaquia supera el 94 por ciento”.

¿Qué piensa sobre los movimientos antitaurinos que han crecido en el último año en ciudades consideradas totalmente taurinas?
“Es un lógico proceso de la evolución humana. La indignación por ese infernal espectáculo de sangre y muerte crece como la espuma en una juventud cada día más consciente de que el dolor no tiene excepción de especie y que necesita manifestarse en contra de esa crueldad. Los movimientos antitaurinos crecen porque sencillamente les asiste la lógica y la razón”.

Teniendo en cuenta que muchas fiestas del país en ciudades como Manizales, Sincelejo, Bogotá, Medellín, entre otras, cuentan y dependen económicamente en gran parte de los espectáculos con animales, ¿sería posible llegar a una conciliación entre los taurinos, antitaurinos y defensores de animales para modificar estos espectáculos sin necesidad de erradicarlos?
“Difícilmente la condición de bárbaro de un taurino enfermo acepte divertirse sin sangre, dolor y muerte. Otros, por el contrario, han entrado en razón y han desertado de las filas de los maltratadores”.

En los últimos años los movimientos antitaurinos en Medellín han sido cada vez más fuertes. ¿Cree que esto ha afectado la fiesta brava como tal y de qué forma?
“Por supuesto que la ha afectado muchísimo, cada día va menos gente a la plaza y eso se debe al acierto en la estrategia, dejando a un lado los insultos y promoviendo una propuesta lúdica, cultural y educativa.

Mostrar esa triste realidad de lo que le hacen al toro en el ruedo a través de videos es una herramienta de oro para que la deserción de las filas taurinas crezca a pasos agigantados”.

Medellín está en busca de una sociedad “más educada”. ¿Cree que esto pueda fundamentar la transformación de los espectáculos que involucran animales?
“La sociedad tiene eso muy claro: son esa minoría de salvajes los que no han querido entenderlo. Ellos mismos, al no aceptar las corridas incruentas, serán los culpables para nuestro beneplácito que en pocos años la tauromaquia sea solo una triste página de nuestra historia”.