Periodista del diario El Colombiano, aficionado a los toros y gran defensor de las corridas, Julián Vélez Robledo fija la posición de quienes defienden la fiesta brava.
En el mundo globalizado y moderno en el que nos encontramos, ¿Qué tan válida es la fiesta taurina?“Es muy válida. Es una tradición traída de España que se fundamenta en muchísimos valores culturales. Como cualquier manifestación cultural, me parece interesante tenerla porque de la fiesta brava vive y se divierte muchísima gente.
Es como si cuestionáramos por qué hay teatro, ópera, música o pintura. Porque tiene elementos de arte, valor artístico y estético que le gusta a mucha gente”.
¿Hasta qué punto sería viable que se gozara del espectáculo sin tener que llegar a los límites de sacrificio y maltrato que hasta hoy se han contemplado?“Es viable. Es una de las teorías de algunas corrientes antitaurinas y las respeto mucho. Sin embargo, creo que perdería varias de las esencias que tiene la fiesta brava, debido a que en ésta hay muerte ya sea del toro o del torero. Ésta muerte es muy importante porque una corrida sin muerte del toro no sería tan atractiva para aquellos que les gusta la fiesta brava.
Obviamente no se va solo por esto, sino porque creen que la muerte del toro en el ruedo es una de las mejores salidas para el mismo animal, puesto que muere en la plaza, haciéndose ver, luchando por su vida y muere después de un proceso de nacimiento, crecimiento y preparación para el cual ha sido un privilegiado”.
¿Cree que con estos actos que para muchos son considerados inhumanos, estamos fomentando la autodestrucción de la sociedad?“Nadie duda que en las corridas hay violencia, eso lo aceptamos. Pero tampoco creo que si las quitamos vamos a ser más pacifistas o menos violentos. La corrida de toros dejémosla con sus costumbres, con sus modos de hacerse. No creo que quitarlas de tajo sea una solución para esta sociedad que tiene otros problemas”.
Reconociendo que para muchos la fiesta taurina es un legado cultural, ¿cree que este tipo de cultura aporte al crecimiento de la sociedad actual?“Creo que sí. Obviamente no le aportará elementos como el valor por el respeto de los animales porque mucha gente ve que así no es. Pero sí creo que le aporta elementos de tradición cultural suficientes para mantenerla viva”.
¿Qué es lo auténtico de la fiesta brava o es una fiesta llena de arribismo y folclorismo?“Es una pregunta fuerte por esos dos adjetivos que se utilizan al final. Y si soy objetivo y honesto, no hay esos calificativos. Es una fiesta muy auténtica. ¿Arribismo? Yo no lo siento así y llevo muchísimos años yendo a toros. La otra palabra es ¿folclorismo? Como el folclor de una costumbre cultural. Es una fiesta llena de simbologías, de puestas en escena y de cosas interesantes”.
Estas son las banderillas con que hieren a los toros. / Fotos de www.fotoeditores.com
¿Por qué se insiste en una fiesta taurina que ha perdido fuerza y que por lo visto tiene menos adeptos y más opositores?
“Es verdad que ha tenido muchos enemigos y que ha ido creciendo en el país y en el mundo una corriente antitaurina. En Medellín la asistencia es igual, van las mismas 8 o 9 mil personas de hace varios años.
Se mantiene porque Colombia tiene una infraestructura taurina bien montada, hay plazas, ganaderías produciendo toros de casta y hay una costumbre de la gente. Y porque hay suficiente afición para seguir manteniéndolas”.
¿Qué piensa sobre los movimientos antitaurinos que han crecido en el último año en ciudades consideradas totalmente taurinas?
“Los respeto y trato de escucharlos cuando sus argumentos son serios, juiciosos y ponderados. Son muy organizados, activos y proactivos. Si los taurinos nos defendiéramos con el mismo entusiasmo que ellos tienen, defenderíamos mejor la fiesta brava. Estos grupos fundamentan muchísimas de sus críticas en mentiras, en exageraciones y en historias no argumentadas”.
Teniendo en cuenta que muchas fiestas del país en ciudades como Manizales, Sincelejo, Bogotá, Medellín, entre otras, cuentan y dependen económicamente en gran parte de los espectáculos con animales, ¿sería posible llegar a una conciliación entre los taurinos, antitaurinos y defensores de animales para modificar estos espectáculos sin necesidad de erradicarlos?
“Es posible. Pero ya no serían corridas de toros, sería otra cosa que no se cómo se llamaría y quizás no sería tan atractiva para el público, no porque esté ansioso de ver sangre, chuzos y banderillas, sino porque entienden la fiesta taurina, el origen del animal, el origen de la fiesta brava. Además, saben que la pulla y las banderillas son importantes para el desarrollo de la corrida”.
En los últimos años los movimientos antitaurinos en Medellín han sido cada vez más fuertes. ¿Cree que esto ha afectado la fiesta brava como tal y de qué forma?
“No hay duda que la han afectado y de varias formas. Primero, convenciendo a la gente: gracias a su organización y juicio se han llevado gente para su bando. Segundo, han metido un ruido a veces infundado con mentiras que tergiversan la realidad. Esto no solo es malo para la fiesta brava, sino también para ellos mismos porque sus argumentos son falaces y falsos”.
Medellín está en busca de una sociedad “más educada”. ¿Cree que esto pueda fundamentar la transformación de los espectáculos que involucran animales?
“La gente no es mal educada porque le gusten los toros, porque los toros no son mala educación. Hay personas a las que no les gustan las corridas, lo respeto pero no lo comparto, ya que desde mi punto de vista taurino y desde mis elementos de formación y de entendimiento, considero que antes de dejar mal al toro, lo dignifican y lo hace un animal más bonito y más valioso”.