Video creado por Sebastián Limarí, en YouTube.
Por Agustín Patiño Orozco
http://elfarorojo.blogspot.com/
Medellín será invadida por una multitud de samurais que lucirán con orgullo las vestiduras y estandartes de Japón, el país del sol naciente. Ocurrirá en el marco de la octava versión del concurso de disfraces y Cosplay.
El Cosplay ‘09 reunirá a la comunidad Otaku de la ciudad en torno a un concurso de disfraces, inspirados en los personajes de sus mangas y animes preferidos. En los ocho años que lleva, la asistencia se ha incrementado, al punto que pasó de 50 personas en la primera versión a más de 700 en la de 2008.
La palabra Cosplay proviene de la expresión anglosajona Costume player. “Un Cosplay es una celebración que consiste en disfrazarse y asumir la personalidad de personajes sacados de las series de animación japonesa, mejor conocidas como anime”, explica el periodista y caricaturista Johnny Sánchez, quien pertenece a una de las asociaciones de fans del anime más grandes en la ciudad: UdeAnime.
El notable aumento en el número de seguidores de este tipo de narrativas literarias y audiovisuales, conocidas como Otaku, se debe, en gran medida, a la facilidad con que se puede acceder a ellas en la actualidad.
Otaku es un término japonés utilizado en Occidente para referirse a las personas que muestran un especial interés en el anime y el manga, aunque también se incluye dentro de los Otaku a los aficionados a los videojuegos, las computadoras y otros aspectos de la cultura japonesa
Cultura Otaku en Medellín
“En Medellín hay tres tipos de seguidores del anime”, cuenta el comerciante Esteban Restrepo, socio de Shuriken, un negocio dedicado a la comercialización de series, películas, figurillas de colección, camisetas, afiches y todo tipo de elementos de interés para los fans.
“El primero y más común es el fan promedio, el que ve series ocasionalmente y se interesa por el mundo del anime pero sin que esto tenga gran influencia en su comportamiento y estilo de vida. El segundo es el freaker, un seguidor por moda y pasajero, un fan que hace alarde de ello”, asegura Restrepo.
“Por último está el Otaku, gran conocedor de series y el más grande consumidor de manga. Es el verdadero fanático pues además de seguir sus series favoritas, asume muchos aspectos del estilo de vida japonés”, añade.
Un género adictivo
El caricaturista Johnny Sánchez explica los orígenes de este tipo de narrativa literaria y audiovisual: “El manga y posteriormente el anime surgieron en Japón como respuesta a la gran oleada de animación estadounidense que invadió las pantallas en la primera mitad del siglo XX”.
Según Sánchez, es importante hacer distinción entre manga y anime: “El primero es el equivalente a las historietas en Japón. El manga es la base para el anime. El segundo se refiere a los dibujos animados y a la animación japonesa en general”.
“La estética gráfica del manga y del anime retoman muchos elementos de la animación de Walt Disney como los ojos grandes y expresivos”, agrega.
Una de las novedades que presentan con respecto al cómic y la animación tradicional son los perfiles psicológicos elaborados.
“La identificación que existe entre el público y los personajes de las series es la clave del éxito y el apego que causa este tipo de animación. Esto explica las dimensiones que ha alcanzado la cultura Otaku en todo el mundo”, afirma Sánchez.
“En Latinoamérica, la animación japonesa empezó a tener acogida a principios de los 80”, asegura el caricaturista, quien ha durante gran parte de su vida un seguidor del manga y de las series y películas de anime.
Sánchez comenta la forma en que la animación japonesa incidió en nuestro país: “Entre las décadas de los 80 y los 90, la televisión colombiana presentó una amplia gama de series japonesas como Astro Boy, Supercampeones, El Rey Arturo y Los cuentos de los hermanos Grimm”.
A esta generación le siguió otra más moderna, con los Caballeros del Zodíaco, Dragón Ball, Dragón Ball Z y Pokemón, explica Sánchez.
El anime: una amenaza
En Colombia, la difusión del anime tuvo un gran bache que sólo se subsanó, en parte, durante los últimos años. “La animación japonesa declinó en nuestro país debido a la protesta de los padres de familia que veían en este tipo de dibujos animados una amenaza para la formación de sus hijos. Los contenidos violentos y la adicción que genera este tipo de narrativas fueron las principales razones de su protesta”, comenta Sánchez.
En los últimos años, la audiencia de seriados y películas de animación japonesa se ha incrementado de nuevo, esta vez con una fuerza insospechada. La multiplicación de fanáticos está directamente implicada con la aparición de la cultura Otaku en Medellín.
Cineclubes y asociaciones
“Un elemento decisivo en la consolidación de la cultura Otaku en la ciudad fue la creación de cineclubes y asociaciones que permitieron el conocimiento e intercambio de material de difícil acceso”, explica el caricaturista.
Estas asociaciones buscan promover el acercamiento y comprensión de la animación japonesa como una forma expresiva, narrativa y cinematográfica que no es exclusiva para el público infantil.
Tal es caso de UdeAnime, un cineclub creado en 2001 por estudiantes de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia (Entrar a grupo de Facebook).
En la actualidad, UdeAnime realiza cada semana proyecciones de películas y series de anime, además de integraciones y todo tipo de actividades para los seguidores de la animación japonesa.
Entre las asociaciones de fanáticos y seguidores también se pueden destacar Kenshin Gumi, pioneros del movimiento Otaku en Medellín, Tenkuu no Manga, la más grande comunidad virtual de fans de la ciudad y MatsuriKen, asociación de grupos pioneros del anime y promotora principal de eventos como el Cosplay Medellín.
El aumento del público consumidor ha generado un nuevo mercado, aprovechado por jóvenes empresarios como Esteban Restrepo, socio de Shurike; Jhon Naranjo, de Spooky House o los estudiantes de Jam Original, quienes se encargan de personalizar cuadernos, agendas, separadores y otros de elementos de papelería con motivos inspirados en series de manga y anime.
En los últimos años, la facilidad de acceso a material, la creación de cineclubes y asociaciones y la aparición de negocios especializados en el tema, han generado un renovado interés por el manga, la animación y la cultura japonesa en nuestro país y en particular en Medellín.
La cultura Otaku, fanáticos de estos aspectos del país nipón, ha crecido exponencialmente como lo demuestra el éxito del Cosplay Medellín.
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