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| La jornada fue extenuante pero a la vez apasionante, pues el periodismo, aunque agotador, es una manera de vivir. / Foto Agencia de Noticias EAFIT |
Por Agencia de Noticias EAFIT
agencia.noticias@eafit.edu.co
El día empezó temprano para los reporteros. Caras y ojos que dejaban ver la falta de sueño en estudiantes, y también en docentes, hacían presagiar una larga jornada para los nóveles periodistas, todos estudiantes del pregrado en Comunicación Social de la Universidad EAFIT, que se aprestaban a comenzar la séptima edición de Periodistas en la Carrera, cumplida el viernes 5 de noviembre en diferentes lugares del Valle de Aburrá.
| Desde tempranas horas comenzaron a llegar los estudiantes a las salas de edición |
Fue el caso de Laura Salazar, estudiante de tercer semestre, quien lo comprobó en plena marcha:
| Una de las etapas más largas para algunos estudiantes, fue desgravar los audios, sobretodo aquellos que realizaron entrevistas muy extensas |
El hecho es que experiencias como estas, y de todo tipo, vivieron los reporteros, quienes debían experimentar lo que es la labor periodística durante un día y todo lo que esta incluye, es decir, levantarse temprano, tener listo el tema, ir a buscar las fuentes, entrevistarlas, volver a las salas de redacción a editar y esperar que los editores, en este caso los profesores, les hicieran correcciones a sus trabajos.
La primera reunión fue a las 6:30 a.m. y luego de las instrucciones se embarcaron en búsqueda de la noticia. Eso sí, este año, a diferencia de otros, se permitió que los textos y las multimedias se entregaran antes de la jornada.
“Nos dimos cuenta de que para los muchachos un día no es suficiente, pues llegan con muchas dudas y además debemos ayudarles con el estilo, la edición de fotos y la elaboración de los videos. Por eso, este año permitimos la entrega anticipada de ciertos materiales”, explica Carlos Mario Correa Soto, docente del Área de Periodismo y uno de los coordinadores de la jornada.
A Laura la jornada le dejó, por ejemplo, el descubrir que todo el que busca, encuentra… Y si lo dijo fue porque si bien sentía que su tema inicial estaba más enfocado en el aspecto central de la jornada, el que desarrolló con el raspao es mas cotidiano y toca a todo el mundo.
“Todos tenemos recuerdos de, al menos, un raspao en la vida. Yo me acuerdo que mi mamá no me dejaba comerlo porque me iban a dar lombrices, pero una vez que lo probé no pude dejar de comerlo”.
¿La cultura sí es noticia?
Una vez empezaron a llegar de hacer sus reporterías en la calle, a eso de las 10 de la mañana, las salas de edición se comenzaron a llenar con los estudiantes que iban haciendo su arribo.
| Desde la radio, pasando por la prensa hasta los audiovisuales, se trabajaron todos los medios de comunicación |
Grabadoras, audífonos, videocaseteras y cables miniplug iban de un equipo a otro en una carrera por ser el primero en entregar. Las salas Mac del segundo piso del bloque 38 fueron utilizadas por los equipos de periodistas que trabajaron notas radiales y audiovisuales.
Las salas del tercer piso, por su parte, fueron el centro de operaciones de los escritores y fotógrafos. Los que llegaban tarde debían buscar dos computadores: uno para ellos y otro para un amigo que se demoraba “un tris” en llegar.
| La jornada se caracterizó por la participación de estudiantes, docentes y administrativos. En la imagen, Daniel Hermelín, profesor del pregrado de Comunicación Social de EAFIT |
En la tarde las salas se volvieron a llenar. Los que no encontraban computador libre pedían uno del Aula Móvil (un carrito que lleva computadores portátiles por toda la universidad) y se sentaban en el suelo a buscar la inspiración entre las palabras de los entrevistados.
Tintos, cigarrillos, botellas de agua y muchos “shhh que no me dejas escuchar lo que dijo”, eran la constante de la tarde.
| Ya en las horas de la noche, el cansancio se hacía notar en los rostros de los estudiantes |
“Todos le metimos la ficha, estamos en nuestro cuento y es muy bueno poder salir a hacer este ejercicio, así sea una vez al año”, dice Laura, que imagina el momento en que pueda volver a comerse un raspao.

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