Es común toparse con grafitis en las calles de Medellín. Algunos los ven con desdén o indiferencia, mientras otros se asombran de estas creaciones que impactan principalmente por su colorido.
“Perros”, un proyecto de Taller 7, de Medellín, realizado en varias ciudades de Colombia.
Por Juliana Henao Gutiérrez
jhenaog1@eafit.edu.co
Mientras son contados los grupos de grafiteros en la ciudad, lo que más existen son personajes que por su labor individual ya son reconocidos en el mundo del grafiti, en especial en el sector del Centro y en barrios como Prado, Aranjuez y Buenos Aires.
Algunos de los nombres o tags más comunes en los de Medellín (como se denomina a las firmas de los “escritores” o grafiteros) son las de La PLaGA, DFUALM (Daniel Felipe Upegui Arroyave), El Relajado (Joan Sebastián Osorio), *pwscru y Pepegraff.
Taller 7, un grupo constituido en 2003 y que cuenta con cinco integrantes que buscan proponer nuevas alternativas artísticas, se ha preocupado por reflejar en su tarea la cultura urbana de Medellín y de otras ciudades del país.
Su trabajo “Perros”, elaborado en 2006, es la más clara muestra de la labor de este equipo en el contexto callejero de Medellín, Pereira y Manizales.
“Perros nace como una metáfora de la ciudad y de los transeúntes apropiándonos del concepto de los perros y aplicándolo alrededor del dibujo”, dice Julián Urrego, artista de Taller 7. “Se trata de una obra que si bien es hecha manualmente, está en la calle acompañando todo este registro de memoria de ciudad que son los avisos clasificados, los grafitis, etc.”.
“Perros” encuentra su dispositivo principal en la calle y en el muro como tal. Por este motivo Urrego considera que es una obra totalmente urbana: “Hacemos una metáfora entre los perros y los humanos que todo el tiempo estamos transitando y visitando la ciudad, recorriéndola y marcando unos territorios en ella”.
Este trabajo estuvo basado en una exhaustiva investigación sobre los perros a partir de la cual fueron proyectados los dibujos de estos animales sobre el papel y convertidos en calcomanías que posteriormente fueron pegadas en espacios en los que, dice Julián, se “parchan” frecuentemente los canes.
Algunos de los dibujos de los perros diseñados en este trabajo se realizaron en esténcil, lo cual requería usar pintura o aerosoles tal y como se hace para la elaboración de grafitis.
Pero no solo este detalle identifica a “Perros” con la cultura propia del grafiti, también el hecho de que se trata de una obra que, al igual que éste, tiene un carácter de “ilegalidad” frente a la autoridad pero que, sobre todo, pretende manifestar la libre expresión en la ciudad.
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